Archivo de la categoría: Budismo

El Zen

Ensayos sobre Budismo Zen. Daizet Teatro Suzuqui. INTRODUCCIÓN.

El Zen, en su esencia, es el arte de ver dentro de la naturaleza del propio ser, y señala el camino de la esclavitud hacia la libertad. Al hacernos beber directamente en la fuente de la vida, nos libera de todos los yugos que los seres finitos sufrimos comúnmente en este mundo.

Podemos decir que el Zen libera todas las energías apropiada y naturalmente almacenadas en cada uno de nosotros, que, en circunstancias ordinarias, se hallan trabadas y distorsionadas de modo que no encuentran un cauce adecuado para entrar en actividad.

Nuestro cuerpo se parece a una batería eléctrica en la que yace, en forma latente, un poder misterioso. Cuando este poder no se pone convenientemente en funcionamiento, se enmohece y marchita, o se desvía y expresa anormalmente. Por tanto, el objeto del Zen es salvarnos de enloquecer o quedar disminuidos. Esto es lo que quiero decir con libertad, dando libre juego a todos los impulsos creadores y benévolos que inherentemente yacen en nuestros corazones.

Generalmente somos ciegos ante este hecho, vale decir, de que estamos en posesión de todas las facultades necesarias que nos harán felices y amables en sentido recíproco. Todas las pugnas que observamos a nuestro alrededor derivan de esta ignorancia. Por ende, el Zen quiere que abramos un «tercer ojo», como lo llaman los budistas, hacia la región hasta ahora inimaginada, que se nos cierra a través de nuestra propia ignorancia.

Cuando desaparece la nube de la ignorancia, se manifiesta la infinitud de los cielos, donde por primera vez intuimos la naturaleza de nuestro propio ser. Entonces conocemos el significado de la vida, sabemos que no se trata de ciega lucha ni de mero despliegue de fuerzas brutales, y mientras no sepamos, en definitiva, cuál es el significado último de la vida, habrá en ella algo que nos hará sentir infinitamente bendecidos por vivir en ella, contentándonos con ella en toda su evolución, sin plantear cuestiones ni albergar dudas pesimistas.

Mientras estemos llenos de vitalidad sin despertar al conocimiento de la vida, no podremos comprender la seriedad de todos los conflictos implícitos en ella, que por el momento, en apariencia, se hallan en un estado de quietud. Pero tarde o temprano llegará el tiempo en que tengamos que mirar la vida frente a frente y resolver sus enigmas más desconcertantes y acuciantes.

Dice Confucio: «A los quince años mi mente estaba orientada hacia el estudio, y a los treinta supe dónde estar.» Este es uno de los más sapientes juicios del sabio chino. Todos los psicólogos estarán de acuerdo con esta afirmación suya; pues, hablando en general, los quince años constituyen aproximadamente la edad en la que el adolescente empieza a mirar en derredor con gravedad y a indagar el significado de la vida. Para entonces todos los poderes espirituales seguramente ocultos en la parte subconsciente de la mente eclosionan casi simultáneamente. Y cuando esta eclosión es demasiado precipitada y violenta, la mente puede perder su equilibrio en forma más o menos permanente; de hecho, son demasiados los casos de postración nerviosa registrados durante la adolescencia, que principalmente se deben a esta pérdida del equilibrio mental. En la mayoría de los casos el efecto no es muy grave y la crisis puede pasar sin dejar hondas huellas. Pero en algunos temperamentos, ya sea a través de tendencias inherentes o por obra de la influencia ambiental sobre su dúctil constitución, el despertar espiritual los conmueve hasta las profundidades mismas de su personalidad. Este es el tiempo en que se reclamará elegir entre el «No Eterno» y el «Sí Eterno». Esta elección es la que Confucio significa con «estudio»; no se trata de estudiar los clásicos, sino de sumirse hondamente en los misterios de la vida.

Normalmente, el inicio de la lucha es el «Sí Eterno», o «Hágase tu voluntad’; pues la vida es, después de todo, una forma de afirmación, por más negativamente que la conciban los pesimistas. Pero no podemos negar el hecho de que en este mundo hay muchas cosas que volcarán nuestras mentes demasiado sensitivas en otra dirección [ … ].

ENSAYOS SOBRE BUDISMO ZEN.
DAISETZ TEITARO SUZUKI
Doctor en Literatura
Ex Profesor de Filosofía Budista en la Universidad
Otani. Kyoto.

 

El buscador y el Camino

El que busca de verdad termina encontrando el camino: Buscad y encontraréis, pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, dicen los evangelios. El buscador auténtico está en aprendizaje y desarrollo interno continuo. No puede evitarlo porque el núcleo divino que posee, aunque esté bastante ahogado por el egocentrismo, no para de inquietarle.

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La realización de la felicidad.

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La felicidad es sin duda la realidad más difícil de conseguir. Evidentemente no me refiero a ciertas «felicidades» bastante accesibles que nos rodean.

La verdadera felicidad es la consecución más esquiva y la que perseguimos en el fondo de cada actividad o proyecto. Es lo que perseguimos siempre de alguna manera. Pero… ¿qué es?

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El desarrollo de la luz del Alma

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La luz penetra en el alma sólo cuando el yo biológico, la personalidad dialéctica corriente, se neutraliza. Y ésto no se puede conseguir por ningún procedimiento, método o técnica de meditación, sino cuando se practica la no-acción preconizada en Tao, cuando el yo biológico o personalidad corriente se rinde en aras del Cristo interior: «El Reino de Dios dentro de vosotros está»; «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto».

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Lao Tse. Tao The King. Capítulo XIV

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¡No acierta plenamente quien por insuficiente desarrollo del conjunto de su ser -órgano mental, emocional y corpóreo-, practica una religión o un esoterismo de imágenes, beneficios corporales o materiales o poderes que les den algún provecho en esta vida!

¡No acierta plenamente quien pretende la salvación en un más allá por su entrada en paraísos compuestos de imágenes o sensaciones como los que aquí percibimos por los sentidos corporales; paraísos que no pueden ser sino tremendamente relativos y temporalmente limitados!

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Herman Hesse: Siddharta

Uno de los libros que más me han impactado siempre, desde mi primera juventud, es la pequeña obra de Herman Hesse, Siddharta.

Bajo un lenguaje directo y que llega a lo más profundo de la inteligencia y del corazón, Herman Hesse nos narra la vida de Siddharta, el hijo del brahman.

Siddharta es el paradigma del buscador que encuentra al fin la liberación, el nirvana.

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El aquí y el ahora como camino hacia la iluminación

ECKHART TOLLE

EL PODER DEL AHORA. UN CAMINO HACIA LA REALIZACIÓN ESPIRITUAL

CAPÍTULO UNO: USTED NO ES SU MENTE

«Cuando usted dice Ser ¿está hablando de Dios? Si es así ¿por qué no lo dice?

La palabra Dios se ha vuelto vacía de significado a través de miles de años de mal uso. Yo la uso a veces, pero lo hago poco. Por mal uso entiendo que las personas que nunca han tenido ni un atisbo del reino de lo sagrado, de la infinita vastedad que hay detrás de esta palabra, la usan con gran convicción, como si supieran de qué están hablando. O argumentan contra él, como si supieran qué es lo que están negando.

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Ética cristiana y ética pagana

EticaCristiana
Al hablar de ética cristiana y de ética pagana hay que situarlas en el espacio y el tiempo, por un lado, y, por otro, en la profundidad de su comprensión y transmisión. Es decir, no es lo mismo una ética cristiana del siglo I que la de ahora o la de los años 50 en Europa, por ejemplo. No es lo mismo una ética cristiana dentro del catolicismo oficial que la misma ética calificada de cristiana dentro del catolicismo progresista; tampoco lo es la del cristianismo perteneciente a la iglesia ortodoxa o la de algunas de las llamadas iglesias

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