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co-movimiento y contra-movimiento

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«Siete rayos, provenientes del Reino Inmutable, actúan sobre la naturaleza original, siete fuerzas que emanan del campo del espíritu universal, que a su vez emana de Dios. Todas ellas son de naturaleza séptuple. Estos siete veces siete rayos se determinan unos a otros, representan la vida absoluta, el amor absoluto, la inteligencia absoluta, la armonía absoluta, la sabiduría absoluta, la devoción absoluta y el acto liberador absoluto. Es fácil sacar la conclusión de que los siete rayos se determinan unos a otros y que cada uno contiene los otros seis, si se comprende que un acto verdaderamente liberador debe contener la vida, el amor, la inteligencia, la armonía, la sabiduría y la devoción.

Cuando estos siete rayos, que emanan de lo inmutable, de lo inalterable, de lo inviolable, penetran en la naturaleza original, la Madre universal, Isis, engendran un movimiento, una actividad. Siempre se trata del mismo movimiento; la naturaleza original da testimonio por sus obras de lo que está contenido en la divinidad. Emanando de lo incognoscible, los siete rayos, por su actividad y por lo que la naturaleza original manifiesta, muestran la intención divina en la naturaleza original. Lo divino es pues transmitido y manifestado en el espacio de la naturaleza por este único movimiento, el co-movimiento.

Y si pensamos que todo lo que se manifiesta emana de los siete rayos divinos que se determinan unos a otros, sabremos por deducción lógica que todo lo creado debe llevar la imagen, la esencia, el núcleo de lo divino, que todo lo que es creado encierra una intención divina, pero esta intención divina sólo es realizable por el co-movimiento.»

(La gnosis egipcia original, tomo II, páginas 125-126).

Cuando seguimos la luz y energía de estos rayos divinos presentes en nuestro corazón y cabeza y estos dos centros se unen desde la humildad y el amor a la liberación fundamental de la humanidad, estamos en el co-movimiento.

Cuando nos empeñamos en el egoísmo, en una vida contra este movimiento divino del cosmos, estamos en el contra-movimiento.

Esto inicia la resistencia de las fuerzas divinas de la naturaleza  original que terminan destruyendo, quemando nuestras fuerzas esenciales de comprensión y amor. Terminan arruinando nuestra obra y a nosotros mismos si nos empecinamos en este contra-movimiento contra la naturaleza original.