Dentro de nosotros, en lo más central, profundo o íntimo de nosotros está lo más real de nosotros, está esa joya desconocida del corazón: La Joya en el Loto.
Hasta que no renunciamos al yo y éste vaya, poco a poco, dejando de dominar con su egoísmo, vanidad y orgullo, no empieza a irradiar esta joya del corazón.
Ese es nuestro gran valor tan difícil de realizar, pues muchas veces, cuanto más nos empeñamos, sólo aumentamos el orgullo por un afán egoísta de falsa realización que no es más que empeño de la personalidad y no del espíritu. Así sólo creamos siempre una hipertrofia del yo y nunca accedemos a la libertad de la realización verdadera.
El verdadero Espíritu nos constituye en libertad y auténtico amor imparcial y universal.
Estupenda entrada. Breve, profunda e irrefutable.
Gracias
Gracias a tí, Dani por tu comentario.
Un saludo cordial.
Gracias por esos despertares que das a la conciéncia.
Un abrazo.
Gracias a tí, Olga, por tu presencia en mi blog y tus comentarios lúcidos.
Un abrazo.
El gran valor, el de nuestra alma, el que nos hace libres desde la solidaridad y el amor, pero renunciando al egoismo.
Un beso.
Gracias por tu comentario, María. Como siempre, resaltas lo esencial de lo espiritual.
Un abrazo.