Los tres sistemas de desarrollo esotérico

La labor de búsqueda espiritual es una labor ardua en la cual hay que desbrozar un camino totalmente sinuoso y sin mapa. Esto es así porque en los diversos terrenos de los místico, lo religioso, lo espiritual, lo esotérico y lo metafísico existe un caos total y una enorme cantidad de mistificaciones, falseamientos, engaños, medias verdades y tergiversaciones. Estas se producen, en la mayoría de los casos, por ignorancia. Todo esto, en suma, convierten esta búsqueda espiritual, a veces, en una labor de toda la vida donde no se obtiene el menor éxito.

Esto último también depende de la madurez y de la sinceridad del buscador, pues se ha dicho «el que busca encuentra» y «donde el alumno está preparado -el buscador- aparece el maestro».

Dentro de esta labor de clarificación y de tratar de obtener el verdadero camino que en el fondo es sólo uno, como sólo Una es la realidad suprema, también el universo, y el microcosmos u hombre -a pesar de ser diferentes las razas, culturas y personalidades humanas-, desearía aportar el siguiente texto que puede que abra alguna rendija donde entre un poco de luz y oriente a algún buscador sincero.

El buscador sincero, por supuesto, no parte de ideas preconcebidas y está abierto a ver la verdad -en tanto tenga capacidad para ello en su ser- dondequiera que esté.

DEI GLORIA INTACTA, J. V. Rijckenborgh

I

Orientación

I

En el transcurso de toda la historia de la humanidad, dos sistemas de desarrollo esotérico han atraído la atención de todos aquellos que, por predisposición y aspiración interior, deseaban recorrer el camino de la liberación. Consultando la historia de la magia, podemos observar que en todas las civilizaciones solamente han sido aplicados dos sistemas de desarrollo mágico. De acuerdo con las fluctuaciones de las diferentes épocas culturales, los dos sistemas fueron ejercidos simultánea o alternativamente.

La Rosacruz, en su filosofía moderna, designa a uno de estos sistemas como división de la personalidad, al otro como cultivo de la personalidad. Ambos tienen la misma idea fundamental: «El hombre es imperfecto, semi-consciente y está preso de la ilusión. El perfeccionamiento, la conciencia total, la verdad absoluta, existen y le esperan. Sus hierofantes le llaman. Y aquí están los métodos de entrenamiento y de realización, caminos entre el presente y el futuro deseado por los hombres.»

Del seno de los siglos vemos surgir la división de la personalidad. El candidato debía aprender mediante métodos de alimentación, por el control de la respiración y el ascetismo, por la concentración y la contemplación y por el dominio de la fuerza de la palabra, a realizar una división de su cuádruple personalidad. Mediante esta división, o por el dominio de la ley de cohesión que mantiene concéntricos los cuatro vehículos de la personalidad, el alumno podía separar a voluntad el vehículo material y su doble etérico de los dos vehículos más sutiles, para viajar con éstos, plenamente consciente, por las denominadas regiones superiores. Podía restablecer la cohesión de los cuatro vehículos y así explorar el camino entre ilusión y realidad, progresando de fuerza en fuerza en la luz de posibilidades de vida completamente nuevas. Había perforado un pasaje, mediante entrenamiento esotérico, entre las oscuras profundidades del mundo y las radiantes posibilidades de una nueva era. Podía unirse a hermanas y hermanos del mismo rango. Era libre, era hijo de la aurora. Y juntamente con esta ciudadanía adquirida en dos mundos, se desarrollaban otros dones, tales como una elevada agudeza de los sentidos y una penetración cada vez más profunda, de primera mano e independiente, en el plan de las cosas.

¡Sí, para este candidato de las antiguas escuelas espirituales, Dios era verdaderamente misericordioso! ¡El era liberado! Y, unido a numerosos compañeros en esta alegría inexpresable, podía trabajar en un radio de acción ilimitado al servicio del Reino de la Luz, para la elevación de quienes se encontraban aún en las tinieblas. Grandioso y magnífico es el trabajo llevado a cabo por todos estos antiguos iniciados y liberados. Las huellas luminosas de sus actos brillan como una llama en la memoria de la naturaleza. Miles de occidentales, que amenazaban hundirse bajo las ávidas garras del materialismo y de la incredulidad, fueron unidos a esta luz procedente de la antigua sabiduría de oriente. Cuando el nadir de la materialización elevó sus muros, quienes golpeaban en ellos para abrir un pasaje fueron orientados, por una falange de trabajadores iluminados, hacia el pasado y su deslumbrante esplendor. Cuando muchos se asfixiaban en la camisa de fuerza de la materia y de la religiosidad adaptada también a la materia, que no ofrecía salida alguna, vino la mano tendida y llena de amor de la Fraternidad de la Luz y condujo al hombre enfermo hacia el pasado.

¿Se encuentra, entonces, su liberación en el pasado? No, pero sí el consuelo y la redención, según la palabra de oro: «El que no quiere aprender del pasado, es castigado en el futuro.» Por ello, el pasado llama siempre, con actos de amor, al saber subconsciente, cuando por ignorancia e ilusión el hombre bloquea los caminos del futuro.

En el pasado también hubo esoteristas, como entre los antiguos egipcios y griegos, que escogieron una vía de desarrollo completamente distinta a la de quienes habían querido abrirse un camino de liberación por la división de la personalidad. Ellos consideraban que este mundo no podía ser rechazado, y que el mundo de la luz sólo podía ser alcanzado a través de él. Mantenían que el hombre y la naturaleza eran totalmente opuestos al país de la luz -y lo eran-, y por ello ambos debían ser cultivados y armonizados en su realidad aparente.

Ellos planteaban la magia del cultivo de la personalidad, la elevación del antropos, del hombre, desde abajo hacia arriba. Fueron elaborados sistemas de purificación de la raza y de la sangre según normas mágicas, y puesto que el hombre no podía mantenerse en un mundo y en un reino natural atrasados con respecto e él, los demás reinos debieron ser elevados simultáneamente a un plano superior. Por consiguiente, la agricultura, la horticultura, la ganadería y otras muchas cosas más, necesarias para el mantenimiento de la vida, fueron practicadas, en colonias más o menos grandes, por hombres que practicaban los misterios, de forma totalmente nueva y adaptada al hombre que avanzaba en el cultivo de la personalidad.

También así se obtuvieron resultados mágicos. Se adquirió cierta conciencia de los campos superiores y una grandiosa ampliación de los poderes sensoriales, aunque al mismo tiempo se llegó a una sujeción a la materia. Lo material compartió la gloria de la elevación; la resistencia de la materia fue vencida hasta cierto punto, no escapando a ella, sino sometiéndola y cultivándola.

Por consiguiente, si uno de estos métodos colocaba la iniciación fuera del cuerpo, el otro la colocaba dentro del cuerpo, incluyendo el vehículo material. Muchos occidentales fueron salvados también de esta manera de la muerte en vida, de una petrificación espiritual, del caos de un espantoso declive, conectándoles también con un rayo de la antigua sabiduría, para hacerles y conservarles aptos, por medio del pasado, para un posible nuevo futuro.

II

[…]. Los dos antiguos sistemas esotéricos han asido el vertiginoso declive de los occidentales, les han enlazado por un momento al pasado, con el fin de que no se cristalicen irremediablemente, con todas las consecuencias que conllevaría. Pero se debe reconocer claramente que los antiguos sistemas esotéricos, en tanto que sistemas de iniciación, en tanto que fuerzas liberadoras, estructuralmente son ineficaces para los occidentales.

[…]. Pero los antiguos sistemas, en tanto que escuelas de iniciación, fueron en Occidente un fracaso total, y no pudo ser de otra forma. Y no está lejano el día, si no ha llegado ya, en el que estos antiguos sistemas tampoco poseerán, para los orientales modernos, un aspecto liberador estructural. Nuestro mundo y la cuádruple personalidad humana están sometidos a un cambio continuo por la influencia de una formidable fuerza cósmica. La humanidad, en su estado vehicular actual, corre al encuentro de una enorme crisis. El hombre occidental ya entró, en principio, en este estado crítico al comienzo de este siglo, pero esta crisis ha alcanzado ya su fase aguda para Occidente.

Aunque en el remoto pasado fuera posible para el candidato esotérico liberarse en la forma que hemos esbozado […], ahora, la humanidad actual ha entrado en una situación mundial en la que las miradas se deben dirigir exclusivamente al futuro. Para los miles de buscadores ya no puede tratarse de la división de la personalidad, ni según la idea ni estructuralmente. Tal división conducirá en el futuro a estados extremadamente indeseables, tanto corporal como espiritualmente. Y para estos mismos miles de buscadores, tampoco puede tratarse en el futuro del cultivo de la personalidad. También este sistema debe ser rechazado por ser estructuralmente perjudicial. […].

[…]; la religiosidad oficial ha perdido toda atracción y toda influencia, y las experiencias esotéricas del pasado, preconizadas en libros o lecciones, ya no pueden provocar sino una risa homérica, la risa de un hombre que quiere esconder su dolor.

Son numerosos quienes han previsto, en el transcurso de este siglo, la neutralización de las antiguas culturas esotérico-espirituales, y en ciertos círculos han supuesto evitar los peligros y seguir actuando de manera salvadora y liberadora, combinando la antigua sabiduría en sentido oculto-cristiano, realizando así una especie de síntesis.

Algunos de estos comprensibles experimentos fueron presentados incluso con el nombre de Rosacruz, posiblemente de buena fe; no obstante deben ser considerados como un error muy serio. Porque hay un misterio de iniciación crística de la santa Rosacruz absolutamente independiente y puro, que ha permanecido intacto para el siglo actual; misterio que en principio y estructuralmente es libre y debe permanecer ajeno a los caminos y sistemas antiguos.

En el futuro, los buscadores serios de la liberación deberán incorporarse a este misterio. Dicho sistema consciente es ofrecido de forma velada en el evangelio de Jesucristo. Es un sistema que se ha vuelto inevitable para todo buscador y que aún debe ser anunciado a toda la humanidad, lo cual, gracias a Dios, finalmente hará posible la revelación del verdadero cristianismo.

III

El método de iniciación de la nueva era consiste en la permuta de la personalidad, es el secreto del renacimiento evangélico. Ni división de la personalidad ni cultivo de la personalidad; no se trata ni de eludir ni de sublimar algo que por naturaleza está destinado a decaer, sino de la permuta de personalidad, es decir, construir una personalidad absolutamente nueva, en la fuerza de Cristo y de su Jerarquía, mientras el espíritu se manifiesta aún en la antigua personalidad.

En este nuevo sistema, el candidato parte del conocimiento de que su cuádruple personalidad actual no está comprendida en la naturaleza de Dios, que es inaceptable y pecadora. El candidato que actúa según este sistema, sabe que la conciencia de esta personalidad es la mayor mistificación e impedimento en su microcosmos, y comprende perfectamente las palabras de Pablo: «Dios no tiene aceptación de personas», trátese de la personalidad dividida o de la personalidad cultivada.

El alumno en el nuevo proceso de iniciación crístico comprende que «quien pierda su vida (la antigua personalidad), la pondrá a salvo (la nueva personalidad)». Debe comprender que se trata de un nacimiento absolutamente nuevo según la cuádruple personalidad. En toda la revelación de la salvación crística no se deja ninguna duda al respecto. Nicodemo (véase el Prólogo) no comprende nada, pero los candidatos de las nuevas escuelas de iniciación deberán estar claramente impregnados de este conocimiento, con el fin de que una luminosa nube de nuevos testigos de Dios pueda expandirse pronto sobre este mundo de tinieblas.

[…]

La tarea que el tercer sistema mágico propone al buscador, por medio del cristianismo, es nacer de nuevo, despertar la forma celeste dormida. Se trata, pues, del nacimiento de una nueva personalidad celeste, mientras el hombre se encuentra aún en la antigua. El despertar de esta nueva forma está sujeto a leyes muy diferentes de las de los antiguos sistemas esotéricos, y son estas nuevas leyes las que el candidato debe estudiar y aplicar.

[…].

Para concebir al hombre celeste, es necesario ante todo un cambio fundamental, el abandono de principio del antiguo yo, la despedida de toda la antigua magia que ponía a ese antiguo yo en primer plano. Es evidente que no se debe descuidar la personalidad terrestre, ni tampoco la vida terrestre indispensable. Sin embargo, el hombre tiene que ordenar los diferentes acentos de su vida, de tal manera que resulte de ello un comportamiento que impulse el verdadero renacimiento.»

DEI GLORIA INTACTA, J. V. Rijckenborgh, Ediciones del lectorium Rosicrucianum,  S. A., Madrid, 1990, pp. 15-23

5 comentarios en “Los tres sistemas de desarrollo esotérico

  1. Lo que yo no logro entender, y no entiendo como muchos supuestos «avanzados» en el camino espiritual lo afirman, es lo siguiente, si formamos parte de una naturaleza caída, Como es que de Dios, ser perfecto por naturaleza, haya emanado un ser imperfecto como el hombre?, en uno de tus artículos hablas de «naturaleza degradada», pero volvemos a lo mismo, si algo es perfecto, inmutable, como es posible que se degrade? O produzca algo imperfecto? degradable?. Veo en la perfección de los astros y su orden, una prueba de la existencia de Dios, lo que no logro entender es como encajamos nosotros en ese sistema, ni que hacemos aquí. la explicación de la naturaleza caída no tiene ninguna lógica, al menos para mi. Alguna pista?

  2. Bueno, ante todo, disculpas por la tardanza pues he estado un tiempo largo sin abrir el blog por una serie de factores.

    Me pides pistas para tu interrogante y yo te diría que las pistas están por todas partes a mi humilde entender; pero es como si toda la cultura oficial en sus distintas dimensiones hubiesen hecho una labor de hipnosis con nosotros para que no veamos la verdad.

    Si empezamos con los saberes de la humanidad, llamados Sabiduría Universal en su conjunto o libros sagrados, vemos que, por ejemplo, el mito de la Caída se encuentra en todos ellos de una forma u otra. Evidentemente no era un «jardincito» en el que viviamos y del que nos echaron con una espada llameante, sino que debía ser una especie de dimensión o universo distinto de este material en que vivimos. En el actual todo es división, todo está atomizado. Reina el enfrentamiento, la supervivencia, la ley del más fuerte, la mentira bajo capa de verdad, etc. En esta realidad «caída» no puede haber nada completo pues reina la Dialéctica (Platón, por ejemplo habla Eikasía o ilusión, Dianoía o saberes académicos y Noesis o auténtico saber; este se encuentra en el mundo de las Ideas del cual este mundo es un falso reflejo). Hegel también tiene una teoría de la Dialéctica de Universo y del hombre.

    En fín, vas viendo cuantas pistas hay y estaría todo el día escribiendo, pero claro, has de buscarlas tú porque es la mejor manera de aprender y porque tiene uno que convencerse solo. Yo no pretendo hacerlo (convencerte) sino que sólo te respondo un poco.

    En esta naturaleza «caída» vemos una «realidad» formada de contrarios que no permanecen sino sólo un tiempo muy limitado; donde no puede haber nada auténtico. De ahí que las diversas sabidurías hablen de irrealidad, Sansara, Maya, Ilusión, etc. Por otra parte, en nuestra esencia primigenia como seres de Luz (recuerda que el Zen, el Tao, el Nirvna budista, la unión mística con la Divinidad de los sufíes de los místicos cristianos como s. Juan de la Cruz, Tauler, Maestro Eckar, etc. se pretende volver a ella, seres de luz, y al universo donde existe esa naturaleza). En ese Universo Original eramos seres auténticamente libres (Dios no pude hacer otra cosa si es que nos ha hecho seres a su imágen y semejanza. Libres, no casi automáticos como ahora somos a consecuencia de la caída y cristalización de ese universo originario.

    Pues bien el asunto es que al ser seres libres en ese Universo Original (ves la semejanza con «Paraíso Original» de la Biblia) nos desviamos en nuestra voluntad y, claro, cualquier energía que se desvía de su fuente vibratoria (y más una fuente de tan inmensa elevación vibratoria como es la de Dios a la que estábamos unidos) ha de bajar en estas vibraciones y cristalizar la realidad que lo envuelve. De modo que se crea un universo material de emergencia, cristalizado, de baja vibración, «caído». Y esto sucede para evitar que cayéramos aún más, pues Dios no puede renuncia a lo que Él es y permanece en su frecuencia vibratoria.

    Y aquí estamos en esta especie de pozo con fondo de donde podemos salir si recuperamos esta naturaleza de Luz que somos. En fin, se trata también de que a partir de la chispa crística del corazón experimentar un poco esto. La mente discursiva está tan contaminada que es muy dificil verlo desde ella.

    Por ejemplo en la ciencia tenemos también pistas: La teoría de cuerdas, universos multidimensionales, teoría de la creacion de la realidad por nuestra mente (realidad como un holograma), etc. Revisa el Libro «Hiperespacio» de Michio Kaiku.

    En fin, de Dios emanó un ser humano perfecto y un universo perfecto, en efecto, pero libre. Nosotros mismos cambiamos nuestra realidad. Precisamente lo que dices «Como es que de Dios, ser perfecto por naturaleza, haya emanado un ser imperfecto como el hombre?», es algo a favor de la naturaleza caída. ¿No es comprensible que un Dios Perfecto no podría crear de primera mano algo tan imperfecto como el mundo que tenemos actualmente? Ni siquiera uno de nosotros lo haría (si tuviésemos el poder de hacer un universo) ¿Cómo vamos a ser más bondadosos que Dios?

    El que se degrade un universo, sí que es posible puesto que sólo es consecuencia de la bajada de vibraciones de aquella realidad vibratoria maravillosa de luz que era al principio. Ya sabes que la ciencia confirma que la materia sólo es luz condensada a muy bajas vibraciones y alta densidad y la luz, al revés, es materia de muy baja densidad y alta vibración (corpúsculo-ondas o fotones de luz). De todos modos, el concepto de mal es muy relativo y existe para nuestra dimensión de aquí. Al no existir la muerte en realidad, porque proseguimos de algún modo en otra dimensión, cambia la idea de mal y bien. No quiero decir que no existan ambos en cierto sentido. En fin es demasiado complicado para disertar aquí y ahora.

    En fin, ya que pedías alguna pista te he tratado de contestar. Creo que te podría venir bien este texto para ver cómo se degradan las enseñanzas: http://kabballerodelagruta.wordpress.com/category/jan-van-rijckenborgh-2/

    Aunque el texto que te podría hacer ver muchas cosas respecto a las dos naturalezas y campos vibratorios fundamentales, es éste: https://mega.co.nz/#!4t5D1bYY!G8Fqqlys0KYs1Eu0XPdDOV96oltdnTplNJo1VDcNtQw
    (Es extenso pero el buscador debe ser paciente y atento).

    De aquí lo puedes bajar en PDF.

    Un saludo cordial.

  3. Gracias a tí, jose.

    Sólo he procurado transmitir una enseñanza que muchos buscadores no conocen: («El método de iniciación de la nueva era consiste en la permuta de la personalidad, es el secreto del renacimiento evangélico»). Por tanto, no son operantes ni la división de la personalidad ni el cultivo de la misma, tal como se expone en este maravilloso libro de J. V. Rijckenborgh, DEI GLORIA INTACTA.

    Un fuerte abrazo.

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