Los problemas recurrentes de la humanidad

En la Sabiduría Universal -que es eterna siempre que se adapte a los tiempos cíclicos y a la parte del ciclo que recorre la humanidad-, existe una clasificación del hombre en tres tipos:

En primer lugar el llamado hombre Hylico (del griego hylé, materia).  Es el hombre sensual, propiamente biológico, apegado al cuerpo y a sus apetitos y que utiliza una razón muy poco desarrollada para satisfacer las necesidades corporales.

Por otro lado el hombre Psíquico. En éste, su alma, que aún debe ser calificada de biológica o animal, sin embargo, se encuentra más desarrollada. Es un hombre que, más o menos, domina los conocimientos académicos, la cultura. Este hombre se adapta mejor a las normas sociales y reprime sus instintos algo mejor, tiene un barniz de refinamiento social y se adapta.

Por último, está el hombre Pneumático (del griego, Pneuma, espíritu).

A este hombre le sobran las normas sociales y morales porque el espíritu le inspira el amor más exquisito, pero sin melindres místicos ni zarandajas sino de un modo recio y práctico y transforma con su amor impersonal, aunque no haga nada especial, al mundo y a las demás personas.

La élite que dirige nuestra sociedad sabe que los más conflictivos son los hylicos y los psíquicos también a veces.

podemos decir, sin embargo, que el intento de control social que se ejerce se basa, en gran medida, en la psicología de Watson y Skinner, es decir, en el condicionamiento clásico y el operante que salieron de sus experimentos con animales.

En efecto, todo nuestro sistema educativo, social y penal están fundamentados en recompensas y castigos. No es un sistema que se base una educación que pretenda la comprensión profunda y la espiritualización de las personas o, al menos, lo es solamente en una mínima parte.

Este es el nivel que, por desgracia, parece que posee -o poseemos- la mayoría de las personas y esto sin despreciar lo bueno natural que puede haber en todos e, incluso, destellos superiores que pueden aparecer en la conducta.

Sin embargo, de momento, tampoco se puede dejar a la sociedad en manos de cierto tipo de humanos que no poseen autocontrol. Podría ser incluso peor, ya que no se sabe instituir la educación comprensiva y que prime lo espiritual (el hombre Pneumático) mediante condiciones sociales, políticas y culturales para que la gente se libere espiritualmente. De este modo, de alguna manera hemos de evitar el caos.

Fundamentalmente a la sociedad se le ha hurtado el conocimiento de la Sabiduría Universal respecto a las dos naturalezas. Poseemos sólo una naturaleza egoísta y muy biológica hasta que el alma-espíritu no va naciendo en nosostros. Esto está en la base de todo. La sociedad lleva milenios que no cambia en lo fundamental moral. Es como un colchón de agua. Empujas en un sitio para quitar un problema y el problema desaparece de momento (parece hundirse como el colchón), pero al colchón le surge un bulto o problema por otro lado porque la masa de maldad (el agua dentro del colchón) sigue siendo la misma en volumen.

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