Buscar la verdad

La persona debe buscar la verdad. Este es un principio indudable que de una manera o de otra todos profesamos, sea conscientemente o sea en la práctica. Siempre nos remitimos a la verdad y pretendemos buscarla y tratar de entender la verdad de las cosas, de las situaciones y de las personas. También tratamos de entender la verdad de los hechos, es decir, cómo han ocurrido las cosas, aunque con frecuencia tampoco podemos averiguarlo por completo en muchas cuestiones.  De una forma o de otra, por tanto, nos remitimos a que algo sea verdad,  o bien que sea justo, que sea bueno, que sea bello y podríamos decir que lo justo es la verdad que buscamos en el

reparto de lo que cada cual se merece (sin quitar la misericordia y el perdón); a su vez, lo bueno sería la verdad de lo que conviene a nuestro ser, desde el punto de vista del cuerpo o del alma, como cuando tomamos alimento para el cuerpo o sentimos la amistad para el alma. Lo bello en fin sería la verdad o no de cierta armonía que nos agrada en cualquier aspecto, aunque quizás aquí habría mucho que hablar por aquello de la subjetividad de los gustos.

El problema, aparte de la dificultad corriente para averiguar la verdad, es buscar la verdad en cuestiones más profundas, en cuestiones metafísicas o religiosas, por ejemplo.

Aquí, como en todo, el ser humano, debe tratar de guiarse por su conciencia teniendo en cuenta sus creencias y conocimientos y ser muy sincero en la búsqueda. No debe tampoco ceder a nadie el deber y el derecho de guiarse por su conciencia. Él es el responsable de buscar la verdad siempre en todos los aspectos de la vida. Esto lo afirman todas las doctrinas y creencias. La propia iglesia católica afirma que la conciencia es sagrada y el ser humano debe buscar la verdad prudente y responsablemente.

¿Qué ocurriría si seguimos a alguien sin examinar lo que nos dice y al final nos auto-engañamos con falsas doctrinas y estamos insatisfechos? El responsable seriamos nosotros por haber seguido algo sin examinarlo en nuestra conciencia y creencias o convicciones.

Es necesario elegir nuestro camino y ser responsables de la elección. A su vez, hay que ser compasivos hacia los otros, siendo tolerantes y amorosos con ellos en el diálogo sincero. Ser también amoroso y compasivo contigo mismo: «Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo».

Al Buda se le atribuye haber dicho:

No creas en nada simplemente porque lo has escuchado.
No creas en algo simplemente porque ha sido transmitido por muchas generaciones
No creas en nada simplemente porque ha sido dicho y rumoreado por muchos.
No creas en nada simplemente porque esta escrito en las Sagradas Escrituras.
No creas en nada meramente por la autoridad de maestros, mayores u hombres sabios.
Cree solamente después de cuidadosa observación y análisis, cuando encuentres que concuerda con la razón y que conduce a lo bueno y al beneficio de uno y todos.
Entonces acéptalo y vive según ello.

He resaltado «simplemente» y luego «observación y análisis», etc. porque  en el texto no se excluye ninguna fuente para creer, lo que se excluye es el que se crea antes de observar, analizar, ver que concuerda con la razón y ver que es bueno y beneficioso para uno y para todos.

Olga i Carles dijo…
La única verdad es el AMOR.
La verdad está dentro de nosotros mismos, cuando unimos el corazón y la mente superior, andamos por el camino correcto, y cuando estamos verdaderamente preparados en conciéncia, aparece el Maestro.
En ese momento empezamos a comprender y a entender, entonces somos UNO.
La verdad va abriendo alas, cuando hemos ascendido a la cima de una alta montaña, vemos otra a lo lejos que hay que conquistar, y así sucesivamente, la verdad núnca se acaba. No debemos núnca de sorprendernos de lo que vayamos hallando. La HUMILDAD es la base de la SABIDURIA.

Gracias.
Un abrazo.

9 de abril de 2010 04:30
Juan Dianes dijo…
Sí; «La única verdad es el AMOR.» Es el camino del Corazón del que han hablado todos los grandes Maestros de Sabiduría, los Maestros de Compasión.
Es el Segundo Principio de la Trinidad al que se refieren muchas religiones, el Hijo, el Amor-Sabiduría, Jesucristo, (Vishnú en la religión hindú), etc.
En definitiva, hasta El Cuarto Camino de Gurdjieff habla de los dos Centros Superiores del hombre (el Centro Emocional Superior y el Centro Mental Superior) y que cada uno de ellos posee Inteligencia y Amor al mismo tiempo.
En efecto, podemos decir, como tú expresas tan bien, que «cuando unimos el corazón y la mente superior, andamos por el camino correcto» y «entonces somos UNO».
También resalto lo último, por no resaltar todo: «La HUMILDAD es la base de la SABIDURIA.» ¡Qué falta nos hace la humildad! Pienso que cuanto más se avanza o se cree avanzar a más peligros estamos expuestos y sin HUMILDAD no es posible la felicidad interior. Decía Santa Teresa de Jesús la gran mística cristiana (lo leí hace tiempo en uno de sus libros) que andar en humildad es andar en verdad.
Gracias y un abrazo.

10 de abril de 2010 02:37

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