Archivo de la categoría: Cristianismo

Jesús en documentos extrabiblicos

https://s.w.org/patterns/files/2021/06/Iris-793×1024.jpg

Cita de «50 preguntas sobre Jesús», de Juan Chapa .

«¿Hay datos sobre Jesús en textos no cristianos? Las primeras menciones de Jesús en documentos literarios fuera de los escritos cristianos se pueden encontrar en algunos historiadores helenistas y romanos que vivieron en la segunda mitad del siglo I o en la primera mitad del siglo II, por lo tanto, bastante cercanos a los acontecimientos. El texto más antiguo donde se menciona a Jesús, aunque de un modo implícito, fue escrito por un filósofo estoico originario de Samosata, en Siria, llamado Mara bar Sarapion, en torno al año 73. Se refiere a Jesús como «sabio rey» de los judíos, y de él se dice que promulgó «nuevas leyes», tal vez en alusión a las antítesis del Sermón de la Montaña (cf. Mt 5,21-48), y que de nada sirvió a los judíos darle muerte. La mención explícita de Jesús más antigua y célebre es la que hace el historiador Flavio Josefo (Antigüedades judías, 18,63-64) a finales del siglo I. Ese texto que se ha conservado en todos los manuscritos griegos de la obra de Josefo llega a insinuar que podría ser el Mesías, por lo que muchos autores opinan que fue interpolado por los copistas medievales. Hoy día, los investigadores piensan que las palabras originales de Josefo debían ser muy similares a las que se han conservado en una versión árabe de ese texto citada por Agapio, un obispo de Hierápolis, en el siglo X, donde no figuran las presumibles interpolaciones. Dice así: «Por este tiempo, un hombre sabio llamado Jesús tuvo una buena conducta y era conocido por ser virtuoso. Tuvo como discípulos a muchas personas de los judíos y de otros pueblos. Pilato lo condenó a ser crucificado y morir. Pero los que se habían hecho discípulos suyos no abandonaron su discipulado y contaron que se les apareció a los tres días de la crucifixión y estaba vivo, y que por eso podía ser el Mesías del que los profetas habían dicho cosas maravillosas». Entre los escritores romanos del siglo II (Plinio el Joven, Epístolas a Trajano, 10,96; Tácito, Anales, 15,44; Suetonio, Vida de Claudio, 25,4) hay algunas alusiones a la figura de Jesús y a la acción de sus seguidores. En las fuentes judías, particularmente en el Talmud, hay también varias alusiones a Jesús y a ciertas cosas que se decían de él, que permiten corroborar algunos detalles históricos por unas fuentes que no son nada sospechosas de manipulación cristiana. Un investigador judío, Joseph Klausner, sintetiza así algunas de las conclusiones que se pueden deducir de las afirmaciones talmúdicas sobre Jesús: «Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre era Yeshua (Yeshu) de Nazaret, que “practicó la hechicería” (es decir, que realizó milagros como era corriente en aquellos días) y la seducción, y que conducía a Israel por mal camino; que se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura de la misma manera que los fariseos; que tuvo cinco discípulos; que dijo que no había venido para abrogar nada en la Ley ni para añadirle cosa alguna; que fue colgado de un madero (crucificado) como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua (que cayó en sábado); y que sus discípulos curaban enfermedades en su nombre» (J. Klausner, Jesús de Nazaret, Paidós, Barcelona 1989, p. 44). El resumen que hace, y sus incisos, aunque exigirían precisiones desde el punto de vista histórico, es suficientemente expresivo de lo que se puede deducir de esas fuentes, que no es todo, pero no es poco. Contrastando estos datos con los procedentes de los autores helenistas romanos, por tanto, es posible asegurar con certeza histórica que Jesús existió e incluso conocer algunos de los datos más importantes de su vida. FRANCISCO VARO

Preciosas impresiones fotomecánicas de Iris blancos (1887-1897) de Ogawa Kazumasa. Original del Rijksmuseum.

Iris blancos

Ogawa Kazumasa

Flor de cerezo

Ogawa Kazumasa

Preciosas impresiones fotomecánicas de Cerezos en flor (1887-1897) de Ogawa Kazumasa. Original del Rijksmuseum.

Divinidad de Jesús

Juan 10:22-42

22 Y se hacía la fiesta de la dedicación en Jerusalem; y era invierno;

23 Y Jesús andaba en el templo por el portal de Salomón.

24 Y rodeáronle los Judíos y dijéronle: ¿Hasta cuándo nos has de turbar el alma? Si tú eres el Cristo, dínos lo abiertamente.

25 Respondióles Jesús: Os lo he dicho, y no creéis: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

26 Mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;

28 Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.

29 Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

30 Yo y el Padre una cosa somos.

31 Entonces volvieron á tomar piedras los Judíos para apedrearle.

32 Respondióles Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál obra de esas me apedreáis?

33 Respondiéronle los Judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

34 Respondióles Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, Dioses sois?

35 Si dijo, dioses, á aquellos á los cuales fué hecha palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada);

36 ¿A quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?

37 Si no hago obras de mi Padre, no me creáis.

38 Mas si las hago, aunque á mí no creáis, creed á las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

39 Y procuraban otra vez prenderle; mas él se salió de sus manos;

40 Y volvióse tras el Jordán, á aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y estúvose allí.

41 Y muchos venían á él, y decían: Juan, á la verdad, ninguna señal hizo; mas todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.

42 Y muchos creyeron allí en él.

Biblia. Libro de la Sabiduria. Salomón.

11Amad la justicia, gobernantes de la tierra, | pensad correctamente del Señor | y buscadlo con sencillez de corazón. 

2Porque se manifiesta a los que no le exigen pruebas | y se revela a los que no desconfían de él. 

3Los pensamientos retorcidos alejan de Dios | y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios. 

4La sabiduría no entra en alma perversa, | ni habita en cuerpo sometido al pecado. 

5Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, | se aleja de los pensamientos necios | y es ahuyentado cuando llega la injusticia. 

6La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres | que no deja impune al blasfemo: | inspecciona las entrañas, | vigila atentamente el corazón | y cuanto dice la lengua. 

7Pues el espíritu del Señor llena la tierra, | todo lo abarca y conoce cada sonido. 

8Por eso quien habla inicuamente no tiene escapatoria, | ni pasará de largo junto a él la justicia acusadora. 

9Se examinarán los planes del impío, | el rumor de sus palabras llegará hasta el Señor | y quedarán probados sus delitos. 

10Porque un oído celoso lo escucha todo | y no se le escapa ni el más leve murmullo. 

11Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles | y absteneos de la maledicencia, | porque ni la frase más solapada cae en el vacío | y la boca calumniadora da muerte al alma. 

12No os procuréis la muerte con vuestra vida extraviada, | ni os acarreéis la perdición con las obras de vuestras manos. 

13Porque Dios no ha hecho la muerte, | ni se complace destruyendo a los vivos. 

14Él todo lo creó para que subsistiera | y las criaturas del mundo son saludables: | no hay en ellas veneno de muerte, | ni el abismo reina en la tierra. 

15Porque la justicia es inmortal. 

16Los impíos, sin embargo, llaman a la muerte con gestos y palabras; | se desviven por ella, creyéndola su amiga: | han hecho un pacto con ella, | pues merecen compartir su suerte.

Existencialismo y Sabiduría.

Sartre, el padre del existencialismo, parte de un supuesto ateo y, en consecuencia, afirma que, si no Hay Dios, nadie nos ha creado y que, en ese caso, no tenemos una esencia concreta. Por tanto, el hombre sería existencia que se hace a sí misma sin nada que lo determine en ninguna dirección.

En filosofía la esencia es lo que define nuestra naturaleza, lo que somos, lo que se desarrollará y nos hará convertirnos en algo concreto. La esencia es lo que Dios, al crearnos, nos habría dado como naturaleza.

Habría que comenzar diciendo que, si nadie nos ha creado, somos eternos, lo cual necesitaría amplios volúmenes de explicación para terminar no explicando nada. Ya decían los presocráticos que, de la nada nada sale. Ha de existir, por tanto, un principio eterno anterior a todo -llámese como se quiera llamarle-, de donde ha salido todo lo demás que vemos que no tiene existencia eterna sino que nace, crece y luego termina o muere.

Evidentemente, por otra parte, tenemos esencia y naturaleza, lo que ocurre es que en el caso del ser humano es algo flexible ya que tenemos un periodo de crecimiento y maduración muy amplio, no como los animales, y una inteligencia para adaptarnos a la supervivencia que nos hace ser diferentes unos de otros: Un gato hace casi calcado lo que hace otro, por ejemplo. Una planta será lo que viene definido en su semilla, etc.

El hombre -aunque su inteligencia está en germen y poco desarrollado su cuerpo mental-, tiene margen para crear cultura y ser un animal burdo o educado, trabajador o vago, virtuoso o vicioso, culto o inculto, etc. Pero es una inteligencia biológica y al servicio de su biología, la cual es una biología, como todas, de supervivencia como tal hombre limitado y con un poco de lo que se quiere llamar espiritual que no es más que un débil resplandor de lo que debería ser el hombre Total.

Por otra parte, toda filosofía académica está dentro del cultivo de ese yo intelectual. Te puede llevar, en el mejor de los casos, a dar vueltas en el límite de un saber sobre lo que es el hombre imperfecto, ahora, después de milenios de falsa cultura y falso espíritu en general.

No nos damos cuenta que, con la cultura, con la ciencia, con el academicismo, con el intelectualismo que da vueltas sobre si mismo, podemos fortalecer enormemente el yo; seguir siendo el mismo que éramos: un yo sin liberar que a las primeras frustraciones de la vida se revuelve rabioso o se hunde en la depresión. La auténtica sabiduría es un saber sobre la liberación: Qué es el hombre, de dónde venimos y hacia dónde vamos y, además, no es conocerlo sólo, sino que es un proceso de realización y unificación de todo el ser tripartito (espíritu, alma y cuerpo). No vale estar sólo filosofando.

El buscador y el Camino

El que busca de verdad termina encontrando el camino: Buscad y encontraréis, pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, dicen los evangelios. El buscador auténtico está en aprendizaje y desarrollo interno continuo. No puede evitarlo porque el núcleo divino que posee, aunque esté bastante ahogado por el egocentrismo, no para de inquietarle.

Seguir leyendo El buscador y el Camino

La realización de la felicidad.

felicidad1

La felicidad es sin duda la realidad más difícil de conseguir. Evidentemente no me refiero a ciertas «felicidades» bastante accesibles que nos rodean.

La verdadera felicidad es la consecución más esquiva y la que perseguimos en el fondo de cada actividad o proyecto. Es lo que perseguimos siempre de alguna manera. Pero… ¿qué es?

Seguir leyendo La realización de la felicidad.

Verdaderos y falsos sistemas de liberación

sistemas de liberación

El auténtico problema o piedra de toque de toda espiritualidad se encuentra expresada en los dichos evangélicos: «la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los Cielos» o bien «Si la semilla no cae en tierra y muere no da fruto» o bien «Somos sembrados en corrupción; resucitamos en incorruptibilidad». Todas ellas se refieren a la distinción entre personalidad, yo, o ego corriente y alma-espíritu divina que ha de nacer en el hombre.

Seguir leyendo Verdaderos y falsos sistemas de liberación

El desarrollo de la luz del Alma

luzdelalma

 

La luz penetra en el alma sólo cuando el yo biológico, la personalidad dialéctica corriente, se neutraliza. Y ésto no se puede conseguir por ningún procedimiento, método o técnica de meditación, sino cuando se practica la no-acción preconizada en Tao, cuando el yo biológico o personalidad corriente se rinde en aras del Cristo interior: «El Reino de Dios dentro de vosotros está»; «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto».

Seguir leyendo El desarrollo de la luz del Alma

El buscador

El buscador

 

No podemos acercarnos a la Sabiduría viviente y vibrante si antes no hemos sido preparados por la vida mediante desengaños, sufrimientos. Esta preparación no es más que la profunda comprensión y constatación de que, en sí misma, la vida, el mundo, no tiene sentido por sí mismo. Por tanto, el siguiente paso es intentar descubrir dónde reside su sentido.

Seguir leyendo El buscador

Lao Tse. Tao The King. Capítulo XIV

TaoCap.XIV

 

¡No acierta plenamente quien por insuficiente desarrollo del conjunto de su ser -órgano mental, emocional y corpóreo-, practica una religión o un esoterismo de imágenes, beneficios corporales o materiales o poderes que les den algún provecho en esta vida!

¡No acierta plenamente quien pretende la salvación en un más allá por su entrada en paraísos compuestos de imágenes o sensaciones como los que aquí percibimos por los sentidos corporales; paraísos que no pueden ser sino tremendamente relativos y temporalmente limitados!

Seguir leyendo Lao Tse. Tao The King. Capítulo XIV