Los cuatro acuerdos

Fué publicado en 1997 y editado en más de 30 países. En el 2000 alcanzó el primer lugar de los que más se venden (bestsellers) en la lista de The New York Times y a pesar que ya no ocupa el primer lugar, aún se mantiene en esa prestigiosa lista, Incluso el ex presidente Bill Clinton acostumbra citar pasajes del libro en sus discursos.

Los toltecas dominaron la zona central de México del siglo X al XII. En la actualidad se les conoce principalmente por haber fundado la gran ciudad Tula, cuyas ruinas están a 40 millas de Ciudad de México y por el dios Quetzalcoatl, al que se representa mediante una

serpiente emplumada. Los toltecas eran reconocidos por sus enseñanzas espirituales. La palabra «tolteca» significa «hombres y mujeres de conocimiento”. Los arqueólogos describen a los toltecas como una de las más grandes culturas mesoamericanas.Sin embargo diferencio a los toltecas de los aztecas, mayas, olmecas y otras culturas. De hecho, los toltecas fueron una sociedad unificada por una espiritualidad esotérica que se transmitió de generación en generación de toltecas y luego pasó a otras grandes civilizaciones que los sucedieron. Los toltecas consideraban que la manera en que cada uno vive su propia vida es arte. Los toltecas creían que la vida es un sueño y que siempre estamos soñando, aún cuando estamos despiertos. Haciendo una analogía actual, el concepto tolteca del sueño es similar a protagonizar nuestra propia película, siguiendo un guión escrito por nosotros mismos. Toda la gente a nuestro alrededor vive su propia película sobre la base de su realidad y su concepto del mundo.

El doctor Miguel Ruiz, (guerrero nagual) en vez de dedicarse a la práctica del curanderismo tradicional de su madre y abuelo, ingresó a la escuela de medicina, y después de sufrir un aparatoso accidente de tráfico, se convenció que el mundo espiritual realmente existe y se dio cuenta que era el momento de dedicarse a las enseñanzas toltecas. Ruiz estudió todo lo que pudo encontrar sobre la espiritualidad tolteca. En 1986, luego de seis años de ejercer como cirujano, se mudó a California. Allí, en un entorno informal, empezó a dictar cursos sobre la sabiduría tolteca asociándose a su madre en un programa de enseñanza que ella había iniciado a comienzos de la década de los setenta. De sus inicios en la enseñanza de esos cursos, Ruiz recuerda, «Podemos decir que el principal reto era depurar el conocimiento tolteca de todo lo relacionado con la mitología, la superstición y el fanatismo. Y cuando lo conseguimos, lo único que quedó fue lo que yo llamo puro sentido común». El sentido común de los cuatro acuerdos se reduce a un concepto: No es necesario esforzarnos demasiado para ser nosotros mismos. A todos se nos condiciona a vivir según las imágenes que la sociedad nos impone. Pero ese proceso, que Ruiz denomina «domesticación», en realidad nos limita. Se refiere con domesticación a que estamos instruidos y disciplinados por nuestros progenitores y estamos limitados por una educación impartida por ellos. «Buscamos la perfección fuera de nosotros mismos y ésa es una de las mayores pérdidas de tiempo», dice. «La verdad es que ya somos perfectos de maneras muy individuales. Eres lo que eres”. «Lo más importante es disfrutar de la vida», «y eso sólo se logra si las personas se transforman en lo que realmente son. He estudiado y enseñado filosofía tolteca durante muchos años, pero yo no les digo a mis alumnos, ‘Tu debes ser abogado, o tu debes ser médico’ Todo lo que puedo hacer es darles los medios para que ellos lo descubran por si mismos”. «Los cuatro acuerdos son el espejo perfecto que nos permite mirarnos tal como somos y no como desearíamos ser. No como aparentamos ser, sino como realmente somos.”

Estos son los cuatro acuerdos, que si los llevamos a cabo, seremos mas felices, mas serenos, y seguro que sufriremos mucho menos, si no teneis ocasión de leer el libro, aquí os hago un resumen. Sé impecable con tus palabras. La palabra tiene gran poder y debe usarse con cuidado. Debemos evitar el uso de palabras para juzgar o avergonzar a otros o a nosotros mismos, para “autocastigarnos”; frases del tipo de “no me sale nada bien, no valgo para nada”, esta culpa ya fue “sembrada” en nosotros en nuestra “domesticación” y es destructiva. El chisme es particularmente venenoso y no debemos participar en el. No te tomes nada personalmente. Toda nuestra vida puede cambiar si aceptamos que las acciones y opiniones de otras personas no tienen nada que ver con nosotros. Cada uno vive su propia realidad y tiene sus propias experiencias. «El que alguien te diga que eres una persona terrible, no te hace terrible. Del mismo modo, si alguien te dice, que eres una maravilla tampoco te hace maravilloso». Si las palabras o acciones nos afectan emocionalmente, ello significa que han tocado una herida en nuestro interior. Piensa que si alguien te contesta mal, te insulta, no te lo tomes a título personal, afirmate que realmente el que no “se encuentra bien” es esa persona, por el motivo que tenga ya sea un mal día o una mala racha, en tí está que no te “envenene”. Debiéramos concentrarnos en curar nuestras heridas y no vengarnos. No hagas suposiciones. Suponemos porque tenemos temor de hacer preguntas. Con frecuencia los supuestos que asumimos cambian el curso de nuestras vidas. Quizás asumimos que sabemos lo que otra persona, como nuestro cónyuge por ejemplo, piensa, cree, o desea. Debiéramos preguntar, debiéramos expresar lo que deseamos y debiéramos comunicarlo claramente; de lo contrario, colmaremos nuestras vidas de malos entendidos, resentimientos y oportunidades perdidas. Las suposiciones tienen todo su origen en el MIEDO. Haz siempre lo máximo que puedas. Lo mejor de nosotros cambia a cada instante. En ocasiones estamos enfermos o cansados; aún así podemos dar lo mejor que tenemos. Si hacemos todo de la mejor manera posible y aceptamos el resultado, nunca será necesario compararnos con otra persona o hacer suposiciones, tales como.”¿y si hubiera ido, que habría pasado?”, debemos de dejar de hacernos los duros en este aspecto. No te quedes nunca con las ganas de haber hecho algo, y conformarte solo con suposiciones, vive los días, los amigos, la familia, el amor, como si fuera la última semana de tu vida. Demuéstrales a tus seres queridos cuanto los amas, y siéntete satisfecho con todo. ”Arrepiéntete de lo que debiste hacer y no hiciste, y no de lo que hiciste y no debiste hacer”.

Al igual que Nietzsche utiliza las figuras del camello, león y niño, como las tres transformaciones del espíritu, la filosofía tolteca, utiliza el Juez, la víctima y el guerrero, afirmando que tenemos que tener “bajo control” tanto al juez que nos juzga una y otra vez a nosotros mismos, y a los demás, pero sobre todo contra nuestra propia persona, a la víctima por querer “autocompadecerse” en cada batalla perdida, y debemos de actuar como el Guerrero, que estudia las “batallas” con sus “armas” tales como la sabiduría, la paciencia, el amor, con sus estrategias, su fuerza, para poder salir airoso, y poder seguir viviendo feliz controlando y manteniendo a raya , al juez y a la víctima.

Publicado por: http://www.elangeldelasmilvioletas.blogspot.com

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