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Biblia. Libro de la Sabiduria. Salomón.

11Amad la justicia, gobernantes de la tierra, | pensad correctamente del Señor | y buscadlo con sencillez de corazón. 

2Porque se manifiesta a los que no le exigen pruebas | y se revela a los que no desconfían de él. 

3Los pensamientos retorcidos alejan de Dios | y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios. 

4La sabiduría no entra en alma perversa, | ni habita en cuerpo sometido al pecado. 

5Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, | se aleja de los pensamientos necios | y es ahuyentado cuando llega la injusticia. 

6La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres | que no deja impune al blasfemo: | inspecciona las entrañas, | vigila atentamente el corazón | y cuanto dice la lengua. 

7Pues el espíritu del Señor llena la tierra, | todo lo abarca y conoce cada sonido. 

8Por eso quien habla inicuamente no tiene escapatoria, | ni pasará de largo junto a él la justicia acusadora. 

9Se examinarán los planes del impío, | el rumor de sus palabras llegará hasta el Señor | y quedarán probados sus delitos. 

10Porque un oído celoso lo escucha todo | y no se le escapa ni el más leve murmullo. 

11Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles | y absteneos de la maledicencia, | porque ni la frase más solapada cae en el vacío | y la boca calumniadora da muerte al alma. 

12No os procuréis la muerte con vuestra vida extraviada, | ni os acarreéis la perdición con las obras de vuestras manos. 

13Porque Dios no ha hecho la muerte, | ni se complace destruyendo a los vivos. 

14Él todo lo creó para que subsistiera | y las criaturas del mundo son saludables: | no hay en ellas veneno de muerte, | ni el abismo reina en la tierra. 

15Porque la justicia es inmortal. 

16Los impíos, sin embargo, llaman a la muerte con gestos y palabras; | se desviven por ella, creyéndola su amiga: | han hecho un pacto con ella, | pues merecen compartir su suerte.

Krishnamurti: Libertad.

«Ahora bien, no sé si ven como yo la necesidad de no tener ningún problema, pero no una necesidad fragmentaria, no la necesidad de un día concreto porque se vean forzados subitamente a enfrentarse a una determinada cuestión, sino la absoluta necesidad desde el mismo inicio del propio pensamiento acerca de estas cosas hasta el final de nuestra vida. Es probable que no sientan la urgencia de esto, pero si uno ve de forma muy clara y objetiva, no abstracta, que el estar libre de problemas es tan necesario como el alimento o el aire puro, entonces, partiendo de esa percepción, uno actúa, tanto psicológicamente como en los quehaceres cotidianos, es decir, que está presente en todo lo que uno hace, piensa y siente. […]. Lo fundamental es ver que una mente en conflicto es destructiva, debido a que está deteriorándose constantemente. El deterioro no es una cuestión de vejez o de juventud, sino que sobreviene cuando la mente está atrapada en el conflicto y tiene muchos problemas sin resolver. El conflicto es el núcleo del deterioro y de la decadencia No sé si ven esta verdad Si la ven, la cuestión es cómo resolver el conflicto. […]»

Vemos en las palabras de Krishnamurti que no se trata de huir de los problemas sino de que éstos no destruyan toda nuestra energía. «Sed como niños» dijo Jesús. Actos con absoluta responsabilidad en el amor incondicional a todos.

«Como ya he dicho, para mí, la libertad es de suma importancia. Pero la libertad no puede comprenderse sin inteligencia, y la inteligencia sólo puede darse cuando uno ha comprendido completamente por sí mismo el origen de los problemas. La mente ha de estar alerta, atenta, ha de hallarse en un estado de extrema sensibilidad para que cada problema se resuelva a medida que surge.. De lo contrario, no existe verdadera libertad, sólo habrá una libertad fragmentaria y superficial, la cual no posee valor alguno. Es como el hombre rico que dice ser libre !Dios mío!, es esclavo de la bebida, del sexo, de la comodidad, de un montón de cosas. O como el hombre pobre que dice: «Soy libre porque no tengo dinero», pero tiene otros problemas. Así pues, la libertad y Ia perpetuación de dicha libertad no pueden ser una mera abstracción; para nosotros, como seres humanos, tiene que ser una absoluta necesidad porque sólo pueden amar cuando hay libertad. ¿Cómo pueden amar si son ambiciosos, codiciosos y competitivos?».

En este segundo fragmento de texto, Krishnamurti deja clara la relación entre amor y libertad o no condicionamiento: ¿Cómo pueden amar si son ambiciosos, codiciosos y competitivos?».