La fe y la razón

El Conocimiento empieza con el primer paso de querer comprender y con un ánimo inquebrantable de encontrar la verdad y se fundamenta en la capacidad de discernir lo verdadero de lo falso. Esta capacidad sólo la pueden tener aquellos que, aparte de estar libres de prejuicios y vencedores de todo egoísmo, están dispuestos a reconocer la verdad en cuanto se les demuestre.

Una límpida condición aletea en el fondo de todo esto. La condición es la pureza del pensamiento que no se doblega al impulso, letal para sí mismo y para los demás, de pensar mal de nadie. Una condición que no vitupera ante otro a nadie ni se considera resentidamente víctima. Dios es justo y, en efecto, el tributo del mal pensamiento es dejar la ponzoña de su propio veneno en la mente que lo ha incubado. Esa ponzoña es una capacidad mental que cada vez disminuye más, para percibir la verdad. La luz es contraria a las tinieblas.

Nuestra época es una auténtica contradicción, en general, respecto del problema que me propongo abordar. O predomina la devoción o prevalece el materialismo. Por estas dos líneas paralelas,devoción ciega o materialismo estúpido, tan populares y ortodoxas (si las seguimos estamos a bien con amplios grupos de personas) es por donde discurren muchos seres humanos. Bien es verdad que existen muchas excepciones.

Quien intente trazar una tercera línea como mediadora de reconciliación entre las dos, una línea en que la razón se fundamente en todo hecho y en toda verdad, tanto histórica como científica, ha de estar dispuesto a  muchas críticas a veces. La razón es aquella luz que ilumina con evidencia la mente. La Iglesia admite que la fe opera en un ámbito que supera a la razón, pero no dice que la fe sea irrazonable. De esta forma la teología ha caminado durante largos siglos de la mano de la razón y poco a poco intenta sacar la fe de la superstición y de las verdades mal entendidas. ¿Cuántas cosas en la historia de la Iglesia no han sido errores reconocidos hoy por ella misma

Si Dios nos ha dotado de una capacidad que es la de pensar ¿por qué hemos de renunciar a ella? Los cristianos de los primeros siglos llamaban a los que intentaban pensar la religión discípulos del diablo. En efecto todo acto de razonar lo consideraban inadecuado y pecaminoso. Ha llovido desde entonces. Por ejemplo Santo Tomás de Aquino decía con razón: “Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est”. Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo. O San Pedro: “Los creyentes han de dar razón de la esperanza que tenemos en Cristo (1 Pedro 3:15). O León de Gandarías: «La mayoría de los hombres prefiere y encuentra más fácil creer que tomarse el trabajo y la preocupación de investigar». O bien, Orson Welles: «Muchas personas están demasiado educadas para hablar con la boca llena, pero no les preocupa hacerlo con la cabeza hueca».

A continuación una cita algo extensa de Douglas Groothius:

“Para algunos cristianos, la fe significa creer ante la ausencia de evidencia y de argumentos. Peor aún, para algunos la fe significa creer a pesar de la evidencia en contra. Cuanto más irracionales sean nuestras creencias, mejor-serán más «espirituales». Si bien Pablo enseña en 1 Corintios 1 y 2 que Dios enloquece la «sabiduría de este mundo» (porque es una sabiduría falsa), la revelación de Dios no es irracional; ni debe sostenerse la fe en ella en forma irracional.{1} Dios no requiere de nosotros que suspendamos nuestras facultades críticas a fin de creer en lo que él ha revelado. A través de Isaías, Dios le declara a Israel: «Vengan, vamos a discutir este asunto» (Isaías 1:18, VP). Dios nos ordenó amar a Dios con todas nuestras mentes (Mateo 22:37). Cuando los cristianos optan por el irracionalismo, se convierten meramente en otra «opción religiosa,» y son clasificados junto con los de la Puerta del Cielo, la Sociedad de la Tierra Plana y otros grupos intelectualmente deficientes. A la luz del suicidio de los miembros de la Puerta del Cielo, varias de la revistas más importantes, como Esquire, Newsweek y US News and World Report afirmaron que la fe de los que pusieron fin a sus vidas siguiendo la religión de ciencia-ficción de Marshall Applewhite no eran más extraños que los cristianos que también creen cosas ridículas. Tristemente, el comportamiento de algunos cristianos le dio respaldo a tales acusaciones. En el otro extremo del espectro del error yace la arrogancia del apologista sabelotodo, que está más interesado en mostrar su arsenal de argumentos que en defender la verdad de una forma piadosa. El pecado que acosa a la apologética es el orgullo intelectual, y debe ser evitado a cualquier precio. La verdad que defendemos es un don de la gracia y no nuestro logro intelectual. Desarrollamos nuestras habilidades apologéticas para santificarnos en la verdad, para ganar almas para Cristo y para glorificar a Dios. Debemos hablar «la verdad en amor» (Efesios 4:15). La verdad sin amor es arrogancia; el amor sin verdad es sentimentalismo.{2} La arrogancia también ocurre cuando algún apologista acusa a otros creyentes de herejía sin evidencia suficiente. Pablo les dijo a los primeros líderes de la iglesia que debían esperar la herejía en medio de la iglesia y que debían estar en guardia ante ella. (Hechos 20:28-31) Nosotros debemos hacer lo propio. Sin embargo, debemos estar alertas para no calumniar a camaradas cristianos o suponer lo peor acerca de ellos. ¡Conozco este error de primera mano, habiendo sido yo mismo acusado de ser de la Nueva Era porque un crítico leyó erróneamente una parte de mi libro en contra de la Nueva Era, Unmasking the New Age (Desenmascarando la Nueva Era)! No malgastemos nuestras energías apologéticas atacando a otros creyentes cuando los verdaderos herejes e incrédulos están clamando por la refutación y la corrección.»

Douglas Groothius, Ph.D., enseña filosofía en Denver Seminary y es autor de siete libros, de los cuales el más reciente es The Soul in Cyberspace (El Alma en el Ciberespacio – Baker 1997).

Olga i Carles dijo…
La fé no es creer ciegamente lo que está escrito o dicen los demás sin más.
La fé es la crrencia de la imaginación y la investigación.
La fé es utilizar la razón y saber leer entre líneas.
La fé es mirar la Naturaleza y saber escucharla.
La fé es la palabra dada al mundo.
La fé es la humildad de conocer todo porquè el todo es´tá en todo.

Feliz fin de semana.
Un abrzo.

16 de abril de 2010 09:08
Olga i Carles dijo…
Hoy ya no queman a la gente.
Hoy ponen multas, te juzgan y te encierran en prisión.
Muchos piden perdón a Dios por la inquisición, pero todavía están encerrados en sus sepulcros, manifestando los mismos pecados.
La imaginaiçon es obra del Universo entero que va creando otros Universos.
La imaginación es nuestra vida más sublime, en ella indagamos para crear a cada momento.
La imaginación da pasao a la intuición y esta a la Sabiduría.
Somos Hijos de Dios, es hora de hacer ferilidad.

Un abrazo.

19 de abril de 2010 03:55

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