Cuando el yo tergiversa las creencias

amor

 

Tanto los partidarios del ateísmo cientificista así como de las religiones vividas de modo tergiversado y materializado por la mente sensual, profesan la mera y burda ignorancia que confunde todo y no da con la «tecla» de la auténtica religión.

En su origen, como religiones originales que fueron dadas a la humanidad, eran perfectamente válidas para llevarnos al Reino Original de Luz o Reino de los Cielos. Por desgracia, ahora, en estas versiones degeneradas en gran parte, operan con radiaciones materiales y sentimientos más o menos refinados que no salen de lo propiamente humano sin conseguir liberarnos verdaderamente.

Las religiones que no superan las aspiraciones de un yo-personalidad egocéntrico que es lo que poseemos hasta que no conseguimos el cuerpo de luz o vestido de las bodas que menciona Jesús en los evangelios: » Entrando el rey para ver a los invitados, vio a un hombre que no tenía traje de boda; y le dijo: “Amigo,  ¿cómo has entrado aquí sin tener un traje de boda?”  Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo a las tinieblas exteriores; allí  habrá llanto y crujir de dientes”. Porque muchos son los llamados, pero poco los elegidos» (Parábola de las Bodas Reales. Evangelio Según San  Mateo,  XXII 1-14)

Este vestido de bodas, como se ve, es necesario para entrar en los Cielos, que no se corresponden con las regiones astrales superiores llenas de maestros, imágenes de santos de las diversas religiones, catedrales de luz, etc. de cada religión.

Estas zonas astrales  son sólo las regiones de falsos cielos creadas a lo largo de eones por la propia humanidad ya que todo lo que imaginamos y pensamos en la existencia terrestre se refleja y crea en las zonas astrales, que por eso se le llama Esfera reflectora.

El auténtico Reino de la Vida Original está más allá y es desde donde todas las religiones relatan míticamente se produjo nuestra «caída» o «pecado original«.

En resumen, este nuestro, es un mundo o régimen de emergencia para lograr que las chispas divinas caídas -que somos nosotros- despierten y logren de nuevo la liberación de toda materia y entren así por la muerte del yo -y la creación del vestido de luz o Alma Espíritu- en el auténtico Reino Original Crístico de Luz de donde caímos.

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Conocer y saber

conocer-saber

 

Nadie debería hablar de aquello de lo que no tiene algún tipo de experiencia o evidencia.

Para saber qué quiere decir esta afirmación es necesario distinguir entre «conocer» y «saber».

Puedo hablar de un sentimiento determinado -conocerlo intelectualmente-, pero no podré conocerlo de verdad, «saber sobre él», si no lo experimento, si no lo siento plenamente. Tampoco puedo saber de verdad lo que es el color por mucho que se me hable de él y se me describa si soy ciego de nacimiento.

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Naturaleza y Sobrenaturaleza

sobrenaturaleza

 

Las auténticas palabras son aquellas vibraciones de luz que llegan desde la Sobrenaturaleza, más allá de los planos astrales, que son falsos paraísos.

El gran engaño es plantear el Reino Eterno donde no hay reino eterno sino solamente planos temporales de descanso para volver a la vida de nuevo.

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Desenmascaramiento

 

Parece que la humanidad haya perdido la capacidad de pensar en sus gravísimos y urgentes problemas. No es de extrañar vista la inmensa cantidad de ilusiones y de mentiras a las que está sometida. Visto que las soluciones ofrecidas a sus problemas no consiguen remediarlos, conviene reflexionar con mayor hondura.

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Sobre la ilusión de separatividad

 

La aparente separatividad que muestran los cuerpos en el exterior y la falsa separatividad psicológica que se experimenta subjetivamente, son sólo una ilusión.

Los trillones de átomos irradiantes de energía de nuestros cuerpos  se comunican a través de los átomos del aire con los átomos de los demás cuerpos. Nuestras radiaciones se interpenetran con las de los demás. Igual ocurre con las radiaciones emocionales y mentales.

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Los tres sistemas de desarrollo esotérico

La labor de búsqueda espiritual es una labor ardua en la cual hay que desbrozar un camino totalmente sinuoso y sin mapa. Esto es así porque en los diversos terrenos de los místico, lo religioso, lo espiritual, lo esotérico y lo metafísico existe un caos total y una enorme cantidad de mistificaciones, falseamientos, engaños, medias verdades y tergiversaciones. Estas se producen, en la mayoría de los casos, por ignorancia. Todo esto, en suma, convierten esta búsqueda espiritual, a veces, en una labor de toda la vida donde no se obtiene el menor éxito.

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De la posibilidad del cambio

En todos nosotros -al menos en la inmensa mayoría- permanece más o menos vivo un deseo de que el mundo cambie, de que sea mejor, de que sea más justo; un mundo donde se pueda vivir más libre y felizmente y realizarnos en nuestras aspiraciones más profundas, sin olvidar los necesarios bienes exteriores que faciliten esta realización total de la persona.

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Llamada de la Fraternidad Rosacruz

FAMA FRATERNITATIS R.C.
O
LLAMADA DE LA FRATERNIDAD DE LA MUY ELOGIABLE
ORDEN DE LA ROSACRUZ,
DIRIGIDA A TODOS LOS ILUSTRADOS Y GOBERNANTES DE EUROPA

Al lector que puede comprender la sabiduría

Salomón dice que la sabiduría es un infinito tesoro para el hombre, pues ella es el aliento de la fuerza divina y un rayo de la gloria del Todopoderoso. Ella es el resplandor de la luz eterna, un inmaculado espejo del poder de Dios y una imagen de su bondad. Ella enseña a los hombres disciplina, comprensión, justicia y fuerza. Ella penetra en las palabras veladas y sabe desvelar los misterios. Ella conoce las señales y los milagros con anterioridad y sabe lo que traerá el futuro.

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El Hombre nuevo

La liberación, el acceso a la transfiguración del cuerpo de luz y la salida del laberinto sólo puede estar en la entrada en una naturaleza que no es de este mundo y que, sin embargo, empieza aquí mediante la aspiración al cambio fundamental.

Este cambio no se basa en ninguna técnica, en ningún método, en ningún engrandecimiento del yo, ni siquiera del llamado Yo superior, sino que es una actuación del corazón, la cabeza y las manos según una sabiduría concreta o gnosis.

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