El Corazón y la Emotividad

Jan van Rijckenborgh
Jan van Rijckenborgh

Agni Yoga es el yoga del corazón: «Este término significa la Unión con el Fuego o el Camino a tal Unión. El Fuego en este contexto es un estado de la Conciencia Divina Suprema, semejante a una llama. Esta forma puede ser asumida por la Conciencia Divina cuando entra en Su Creación de las vastedades universales.» (http://swami-center.org/es/text/agni-yoga/)

En el budismo la compasión como la energía inteligente del corazón que es supremo amor, es la raíz vivencial: «La compasión es la esencia de la vida espiritual y la práctica principal de aquellos que dedican su vida al logro de la iluminación.

También es la raíz de las Tres Joyas: Buda, el Dharma y la Sangha. Es la raíz de Buda porque los Budas nacen de la compasión; es la raíz del Dharma porque los Budas imparten enseñanzas de Dharma motivados por su compasión por los demás; y es la raíz de la Sangha porque si escuchamos las enseñanzas de Dharma impartidas con compasión y las ponemos en práctica, nos convertiremos en Sangha o Seres Superiores. ¿Qué es la compasión? La compasión es la mente que siente aprecio por los demás y desea liberarlos de su sufrimiento.»  (http://kadampa.org/es/reference/compasion/).

En el cristianismo también es la esencia suprema. El corazón expresado en una vivencia continua de amor universal por todos los seres es la clave de la realización cristiana de la liberación o salvación, es decir,  de la unión con Dios, con las demás personas y con toda la creación: “En cristianismo, el punto fuerte es el amor, el ágape. En el budismo tenemos la bondad y la compasión, a través de las cuales mejoramos la sociedad para el beneficio de otros”. (http://es.catholic.net/ecumenismoydialogointerreligioso/398/2632/articulo.php?id=36693).

En esta línea, -donde podríamos citar muchas más corrientes religiosas o bien de Sabiduría Universal o Arcana que se fundamentan en la misma verdad y fundamentan el que sea realizada o vivida mediante un grupo auténtico de salvación o escuela Espiritual-, vamos a exponer un texto perteneciente a la Escuela Rosacruz Áurea.

«El tercer libro de Hermes Trismegisto está consagrado a los misterios del Nous. Nosotros hemos hablado a menudo también de este misterio pero debemos ahora examinarlo con más precisión. Cuando pensamos en la emotividad, en las emociones humanas es siempre el estado del corazón del hombre en el que pensamos.

El corazón del hombre es un órgano maravilloso de naturaleza séptuple tanto como la cabeza y el plexo solar. Se puede comparar las siete cavidades cerebrales a un candelero de siete brazos al igual que el corazón y el plexo solar.

El candelabro de siete brazos del corazón ejerce pues una función central en el sistema vital y hace invariablemente una llamada a la plena conciencia del alumno a todo lo largo de su vida. Por el bulbo raquídeo de una parte todas las influencias de su conciencia se dirigen del santuario de la cabeza al santuario del corazón que las recibe; por otra parte el candelabro del plexo solar situado bajo el estómago entre el hígado y el bazo hace igualmente subir numerosas fuerzas hasta el corazón.

Así por el hígado y el bazo el estado etérico y astral del hombre se transmite al Santuario del Corazón.

Vean pues claramente la situación: los tres candelabros, el de la cabeza, del corazón y del plexo solar colaboran y el candelabro del corazón ocupa el lugar central. Está nutrido a la vez por los santuarios de la cabeza y del bazo.

Es, en efecto, el santuario de la cabeza quien transmite los fluidos de consciencia del presente en tanto que el santuario del bazo transmite todas las influencias astrales y etéricas del Microcosmos habiendo tenido un papel importante en el pasado. Además el corazón recibe también por lo menos en numerosos casos rayos que emanan directamente del corazón central del Microcosmos, el dominio de la Rosa.

El corazón ocupa pues una posición central en el sistema del hombre, influencias, impulsos y radiaciones numerosas se reencuentran se mezclan y son transmutadas constituyendo el estado emocional fundamental el cual posee a su vez un poder radiante.

Esa corriente emotiva se mezcla en la sangre al fluido nervioso y al fuego de la serpiente, se eleva acto seguido hacia el santuario de la cabeza para ocupar todos los órganos. Se puede pues concluir que la calidad, la naturaleza y las particularidades del estado emocional provienen de este reactor nuclear humano que es el corazón y determinan el estado de vida, el curso de la vida. El hombre no puede hacer otra cosa que seguir el estado de su corazón. Y cuando en un momento dado su estado emocional, así pues la radiación del santuario del corazón, está determinada de cierta forma, él soporta obligatoriamente las influencias y sigue las orientaciones. Todas sus posibilidades, todas sus certezas intelectuales u otras, son pues sin excepción, tributarias de su emotividad, de su calidad y de su esfera de influencia y le son subordinadas. Supongamos como es el caso generalmente, que ustedes hayan recibido una excelente educación, que hayan frecuentado las mejores escuelas; tienen que estar reconocidos porque esto les debería ser útil en la vida social por ejemplo. Pero si su emotividad ha permanecido retirada de su educación es decir, si su corazón no ha recibido desde la juventud una verdadera formación liberadora, síquicamente esta excelente educación se volverá pronto un peligro mortal para sus contemporáneos, lo que es claramente demostrable. Solo se puede hablar de un cambio vital verdaderamente liberador si ese cambio empieza por el corazón, en el corazón y con el corazón.»

Jan Van Rijckenborgh,  Gnosis Egipcia. Tomo IV Capítulo II, páginas 32-34.

2 comentarios en “El Corazón y la Emotividad

  1. Gracias por el comentario, María.

    Creo, como tú, que el núcleo de todas las creencias es el amor a los demás, si no existe el cual es mentira el amor a Dios.

    Un abrazo.

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