Tao The King; Capítulo VIII: La forma suprema de bondad

No se puede comentar la maravillosa sabiduría de estos poemas milenarios. Es mejor exponerlos y que cada cual saque de esta fuente el agua en la medida de su recipiente: Comprendemos según la medida del desarrollo de nuestro ser.

Es frecuente pensar que comprender es un proceso de la mente ordinaria que empleamos en los asuntos corrientes de la vida y la supervivencia diaria. No es así en tanto en cuanto se refiere al centro originario espiritual y del alma superior que es necesario despertar para la liberación.

Aquí, comprender es función de Ser. Este ser a su vez es función de encender la maravillosa chispa del corazón donde se alberga la comprensión espiritual que poco a poco ilumina la mente.

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La forma suprema de bondad es como el agua.
El agua sabe cómo beneficiar a todas las cosas
sin combatir con ninguna.
Va a los lugares que todos desprecian.
Por ello, está cerca del Tao.
Al escoger tu morada, has de saber cómo no apartarte de la tierra.
Al cultivar tu mente, has de saber cómo bucear en las profundidades ocultas.
Al tratar con los demás, has de saber se amable y bondadoso.
Al hablar, has de saber medir tus palabras.
Al gobernar, has de saber cómo mantener el orden.
Al administrar, has de saber ser eficaz.
Cuando actúes, has de saber escoger el momento oportuno.
Si no luchas contra nadie, estarás libre de todo reproche

Tao The King, Lao Tse. Capítulo VIII

 

 

5 comentarios en “Tao The King; Capítulo VIII: La forma suprema de bondad

  1. En verdad que no hay caminos sino sólo ese grandioso silencio del corazón y la mente enfocados en el Espíritu.

    Gracias, Olga. Un fuerte abrazo.

  2. El agua forma parte de la vida y fluye para todos, sin ella no viviríamos, es necesaria para seguir aquí, igual que nuestro corazón y nuestro ser, esenciales para poder estar y ser, cada uno desde nuestra profundidad interior.

    Un beso.

  3. Me confundí al escribir, perdona, amigo, cuando escribí: igual que nuestro corazón y nuestro ser, quise decir: igual que nuestro corazón y nuestra alma.

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