Krishnamurti: El Conocimiento de uno mismo

Exposición de algunos fragmentos de la obra de Krishnamurti La Libertad primera y última. Capítulo IV, El Conocimiento de uno mismo.

La verdadera labor de conocimiento de sí mismo sólo puede hacerse mediante la meditación en uno mismo, de modo alerta y constante. Krishnamurti o cualquier otro maestro sólo «señalan» con el dedo. Somos nosotros los que debemos «mirar».


«[…] De suerte que vosotros y yo somos el problema, no el mundo; porque el mundo es la proyección de nosotros mismos, y para comprender al mundo tenemos que comprendernos a nosotros mismos. El mundo no está separado de nosotros; somos el mundo, y nuestros problemas son los problemas del mundo. […] Para transformar el mundo debemos empezar por nosotros mismos; y lo importante al empezar por nosotros es la intención. […].»

«No es el retiro del mundo, porque aislados no podéis vivir. Ser es estar relacionado, y el vivir en el aislamiento es cosa inexistente. Es la falta de verdadera convivencia lo que causa conflictos, miseria y lucha; y por pequeño que sea nuestro mundo, si podemos transformar nuestras relaciones dentro de ese pequeño mundo, ello será como una onda que se extiende constantemente hacia afuera. […]»

«Porque, si bien la mayoría de nosotros estamos descontentos, deseamos producir un cambio súbito, y nuestro descontento se canaliza hasta el mero logro de cierto resultado; estando descontentos, o buscamos otro empleo o simplemente sucumbimos ante el medio ambiente.[…], con lo cual nos volvemos mediocres y perdemos la energía y el empuje necesarios para descubrir todo el significado de la existencia. Por consiguiente, es importante descubrir esas cosas por nosotros mismos, pues el conocimiento de uno mismo no puede dárnoslo nadie ni habrá de hallarse en libro alguno. […]»

«Si queréis saber lo que sois, no podéis imaginar o creer en algo que no sois. Si soy codicioso, envidioso violento, el mero hecho de tener un ideal de ‘no violencia’  ‘de no codicia’, es de escaso valor. Pero el saber que uno es codicioso o violento, el saberlo y comprenderlo, requiere extraordinaria percepción, ¿no es así? Exige honestidad, claridad de pensamiento. Mientras que  perseguir un ideal alejado de lo que es, resulta una escapatoria, os impide descubrir y obrar directamente sobre lo que sois.»

«[…]. El ser virtuoso proviene de la comprensión de lo que sois, mientras el hacerse virtuoso es aplazamiento, encubrimiento de lo que es con lo que desearíais ser. Al haceros virtuosos, evitáis obrar directamente sobre lo que sois. […]»

«Para comprender ese proceso, es preciso que haya intención de conocer lo que es, de seguir todo pensamiento, sentimiento y acción; y el comprender lo que es, es en extremo difícil porque lo que es jamás está inmóvil estático;  siempre está en movimiento.  […]»

«Para comprender lo que es requiérese un estado de la mente en el que no haya identificación ni condenación, lo cual significa una mente que sea alerta y sin embargo pasiva. […]»

«La comprensión fundamental de uno mismo no llega mediante el conocimiento o la acumulación de experiencias, lo cual es mero cultivo de la memoria. La comprensión de uno mismo es de instante en instante; y si sólo acumulamos conocimiento del ‘yo’, es ese conocimiento lo que impide una comprensión más amplia. […]; y la dificultad, en lo que atañe a la mayoría de nosotros, está en que, en vez de conocernos directamente, buscamos un sistema, un método, un medio operativo para resolver los múltiples problemas humanos. […]»

«En realidad no queremos comprendernos a nosotros mismos, nuestros impulsos y reacciones, todo el proceso de nuestro pensar, lo consciente así como lo inconsciente; quisiéramos más bien seguir un sistema que nos asegure un resultado.  […]. La ‘creatividad’ sólo puede existir a través del conocimiento de uno mismo. La mayoría de nosotros no somos ‘creativos’; somos máquinas de repetición, simples discos de fonógrafo que reproducen una y otra vez ciertas canciones de la experiencia, ciertas conclusiones y recuerdos, propios o ajenos. […]»

«Capacidad y ‘creatividad’ no deben ser confundidas. La capacidad no es la ‘creatividad’; ésta es un estado del ser enteramente diferente, ¿no es así? Es un estado en el que el “yo” está ausente, en el que la mente ya no es foco de nuestras experiencias, ambiciones, empeños y deseos. La “creatividad” no es un estado continuo; es nuevo de instante en instante; es un movimiento en el que no existe el ‘yo’ y lo ‘mío’, en el que el pensamiento no está enfocado en torno a ninguna experiencia, ambición, realización, propósito o móvil particular. […]»

«[…]. El hombre pequeño quiere ser hombre grande, el hombre sin virtud quiere ser virtuoso, el débil y oscuro ansía poder, posición y autoridad. Esa es la incesante actividad de la mente. Una mente tal no puede estar serena, y por ello jamás podrá comprender el estado de ‘creatividad’.»

«Para producir una revolución fundamental en uno mismo, hay que comprender todo el proceso del propio pensar y sentir en la vida de relación. […]. Si podemos comprendernos a nosotros mismos tal como somos de instante en instante, sin el proceso de acumulación, veremos cómo adviene una tranquilidad que no es producto de la mente, una tranquilidad que no es imaginada ni cultivada; y salo en ese estado de quietud, de serenidad, puede haber ‘reatividad’.»

(Krishnamurti, La Libertad primera y última, Edhasa, Barcelona, 1989, Capítulo IV. El Conocimiento de Uno mismo.)

5 comentarios en “Krishnamurti: El Conocimiento de uno mismo

  1. Jiddu Krishnamurti y Doris Pratt.

    «Recuerdo un entrevista con Krishnaji en la que le dije que quería discutir mi problema. El problema era que quería dejar de fumar. Me dijo: «Señora Pratt, me ha hablado usted de su problema, pero, en realidad, las cuestiones son cuatro. El hecho es que usted fuma, y a él se une, en primer lugar, la falacia de que fuma y le gusta. La segunda falacia es que desearía no fumar; y de ella surge a continuación el ideal: usted desería ser ese ideal, alguien que no hubiera fumado nunca. Y por último, existe el vacío interior que le hace a uno fumar, volcarse en el sexo, o cualquier otra cosa». De modo que había un conflicto entre el hecho y el vacío, y en medio de él estaba la falacia, el mito. Un momento después añadió: «¡Cielo santo, el mito al que yo en un tiempo me aferré! Creí que había de ser el Maestro del mundo, cuando en realidad era un joven común, y quería hacer todo lo que un joven quiere hacer: enamorarse, montar en motocicleta, hacer carreras… En aquel tiempo era simplemente un joven. Y me debatí entre el mito y el hecho».

    Doris Pratt, organizadora de las charlas de Krishnamurti, Londres.
    Krishnamurti 100 años de sabiduría, Evelyne Balu.
    http://seaunaluzparaustedmismo.blogspot.com/

  2. Una sabia reflexión.
    Sólo hace falta encontrar el punto de encuentro entre esas cuatro falacias.
    La fuerza, y el coraje para emprender ese viaje a la normalidad, a la sencillez, sin nada más a tu alcance.

    Gracias.

  3. Gracias a los dos por vuestro comentarios. Estos hablan de lo mismo que los fragmentos de Krishnamurti. Buscamos el Maestro, pero el Maestro está en nuestro interior. No es sino la Divinidad que «duerme» en nosotros. El Maestro exterior sólo señala con el dedo el camino. Nosotros debemos mirar y recorrerlo; nadie más lo hará por nosotros por muy alta que sea su espiritualidad.

  4. Nunca estamos agusto con lo que somos o tenemos, la persona débil sueña con ser fuerte, siempre estamos anhelando lo que no tenemos o lo que no somos, ¿no podemos estar agusto con lo que somos y tenemos? ¿por qué siempre tenemos que estar descontentos con lo que hay?

    Debemos intentar mirar desde el lado positivo, y agradecer por todo lo que somos y tenemos.

    Un saludo.

  5. En efecto, María, ya somos en realidad todo, sólo tenemos que actualizarlo, reconocerlo, comprenderlo. Hacernos de una sencillez tal que nos es muy dificil realizarla.

    Un saludo.

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