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Jesús en documentos extrabiblicos

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Cita de «50 preguntas sobre Jesús», de Juan Chapa .

«¿Hay datos sobre Jesús en textos no cristianos? Las primeras menciones de Jesús en documentos literarios fuera de los escritos cristianos se pueden encontrar en algunos historiadores helenistas y romanos que vivieron en la segunda mitad del siglo I o en la primera mitad del siglo II, por lo tanto, bastante cercanos a los acontecimientos. El texto más antiguo donde se menciona a Jesús, aunque de un modo implícito, fue escrito por un filósofo estoico originario de Samosata, en Siria, llamado Mara bar Sarapion, en torno al año 73. Se refiere a Jesús como «sabio rey» de los judíos, y de él se dice que promulgó «nuevas leyes», tal vez en alusión a las antítesis del Sermón de la Montaña (cf. Mt 5,21-48), y que de nada sirvió a los judíos darle muerte. La mención explícita de Jesús más antigua y célebre es la que hace el historiador Flavio Josefo (Antigüedades judías, 18,63-64) a finales del siglo I. Ese texto que se ha conservado en todos los manuscritos griegos de la obra de Josefo llega a insinuar que podría ser el Mesías, por lo que muchos autores opinan que fue interpolado por los copistas medievales. Hoy día, los investigadores piensan que las palabras originales de Josefo debían ser muy similares a las que se han conservado en una versión árabe de ese texto citada por Agapio, un obispo de Hierápolis, en el siglo X, donde no figuran las presumibles interpolaciones. Dice así: «Por este tiempo, un hombre sabio llamado Jesús tuvo una buena conducta y era conocido por ser virtuoso. Tuvo como discípulos a muchas personas de los judíos y de otros pueblos. Pilato lo condenó a ser crucificado y morir. Pero los que se habían hecho discípulos suyos no abandonaron su discipulado y contaron que se les apareció a los tres días de la crucifixión y estaba vivo, y que por eso podía ser el Mesías del que los profetas habían dicho cosas maravillosas». Entre los escritores romanos del siglo II (Plinio el Joven, Epístolas a Trajano, 10,96; Tácito, Anales, 15,44; Suetonio, Vida de Claudio, 25,4) hay algunas alusiones a la figura de Jesús y a la acción de sus seguidores. En las fuentes judías, particularmente en el Talmud, hay también varias alusiones a Jesús y a ciertas cosas que se decían de él, que permiten corroborar algunos detalles históricos por unas fuentes que no son nada sospechosas de manipulación cristiana. Un investigador judío, Joseph Klausner, sintetiza así algunas de las conclusiones que se pueden deducir de las afirmaciones talmúdicas sobre Jesús: «Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre era Yeshua (Yeshu) de Nazaret, que “practicó la hechicería” (es decir, que realizó milagros como era corriente en aquellos días) y la seducción, y que conducía a Israel por mal camino; que se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura de la misma manera que los fariseos; que tuvo cinco discípulos; que dijo que no había venido para abrogar nada en la Ley ni para añadirle cosa alguna; que fue colgado de un madero (crucificado) como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua (que cayó en sábado); y que sus discípulos curaban enfermedades en su nombre» (J. Klausner, Jesús de Nazaret, Paidós, Barcelona 1989, p. 44). El resumen que hace, y sus incisos, aunque exigirían precisiones desde el punto de vista histórico, es suficientemente expresivo de lo que se puede deducir de esas fuentes, que no es todo, pero no es poco. Contrastando estos datos con los procedentes de los autores helenistas romanos, por tanto, es posible asegurar con certeza histórica que Jesús existió e incluso conocer algunos de los datos más importantes de su vida. FRANCISCO VARO

Preciosas impresiones fotomecánicas de Iris blancos (1887-1897) de Ogawa Kazumasa. Original del Rijksmuseum.

Iris blancos

Ogawa Kazumasa

Flor de cerezo

Ogawa Kazumasa

Preciosas impresiones fotomecánicas de Cerezos en flor (1887-1897) de Ogawa Kazumasa. Original del Rijksmuseum.

Shin Jin Mei (Poema de la fe en el espíritu) – Kanchi Sôsan (¿ – 606)

La sublime profundidad. La simplicidad extrema de la Realización, de la Mente sin mente, el Satori perfecto, no es comunicable con palabras. Sólo puede señalarse el camino de vida, la conducta, que nos puede hacer experimentarla. Es la meditación que deja fluir los pensamientos sin reprimirlos y sin seguirlos en medio de todas las situaciones. Es la mente no mente del observador silencioso que actúa sin ser la personalidad la que actúa. Leamos profundamente, meditando silenciosamente, el principio del Shin Jin Mei (Poema de la fe en el espíritu).

1 Penetrar la Vía no es fácil ni difícil, basta con que no haya ni amor ni odio, ni elección ni rechazo.

2 Basta con que no haya ni amor ni odio para que la comprension aparezca, espontáneamente clara, como la luz del día en una caverna.

3 Si en el espíritu se crea una singularidad, por ínfima que sea, el cielo y la tierra quedan separados por una distancia ilimitada.

4 Si realizamos el satori aquí y ahora, las ideas de justo y falso no penetran más en nuestro espíritu.

5 La lucha entre lo justo y lo falso, en nuestra conciencia, conduce a la enfermedad del espíritu.

6 Si no penetramos en el origen de las cosas nuestro espíritu se agotará en vano.

7 La Vía es redonda, pacífica, amplia como el vasto cosmos, perfecta, sin la menor noción de permanecer o desaparecer.

8 Queremos atrapar o rechazar, en verdad, ésta es la razón por la que no somos libres.

9 No corráis detrás de los fenómenos. No permanezcáis en la vacuidad (ku).

10 Nuestro espíritu, cuando permanece tranquilo se desvanece espontáneamente.

11 Si detenemos todo movimiento nuestro espíritu se tranquilizará. Y esta tranquilidad, a continuación, provocará de nuevo el movimiento.

12 Si permanecemos en uno de los dos extremos, ¿cómo podremos comprender el otro?

13 Si no nos concentramos sobre el origen perderemos los méritos de los dos extremos.

14 Si abrazamos únicamente la existencia, perdemos la vacuidad. Si abrazamos únicamente la vacuidad, perdemos la existencia.

15 Aunque nuestras palabras sean justas, aunque nuestros pensamientos sean exactos, esto no es aún conforme a la verdad