Archivo de la categoría: Cristianismo

Biblia. Libro de la Sabiduria. Salomón.

11Amad la justicia, gobernantes de la tierra, | pensad correctamente del Señor | y buscadlo con sencillez de corazón. 

2Porque se manifiesta a los que no le exigen pruebas | y se revela a los que no desconfían de él. 

3Los pensamientos retorcidos alejan de Dios | y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios. 

4La sabiduría no entra en alma perversa, | ni habita en cuerpo sometido al pecado. 

5Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, | se aleja de los pensamientos necios | y es ahuyentado cuando llega la injusticia. 

6La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres | que no deja impune al blasfemo: | inspecciona las entrañas, | vigila atentamente el corazón | y cuanto dice la lengua. 

7Pues el espíritu del Señor llena la tierra, | todo lo abarca y conoce cada sonido. 

8Por eso quien habla inicuamente no tiene escapatoria, | ni pasará de largo junto a él la justicia acusadora. 

9Se examinarán los planes del impío, | el rumor de sus palabras llegará hasta el Señor | y quedarán probados sus delitos. 

10Porque un oído celoso lo escucha todo | y no se le escapa ni el más leve murmullo. 

11Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles | y absteneos de la maledicencia, | porque ni la frase más solapada cae en el vacío | y la boca calumniadora da muerte al alma. 

12No os procuréis la muerte con vuestra vida extraviada, | ni os acarreéis la perdición con las obras de vuestras manos. 

13Porque Dios no ha hecho la muerte, | ni se complace destruyendo a los vivos. 

14Él todo lo creó para que subsistiera | y las criaturas del mundo son saludables: | no hay en ellas veneno de muerte, | ni el abismo reina en la tierra. 

15Porque la justicia es inmortal. 

16Los impíos, sin embargo, llaman a la muerte con gestos y palabras; | se desviven por ella, creyéndola su amiga: | han hecho un pacto con ella, | pues merecen compartir su suerte.

Existencialismo y Sabiduría.

Sartre, el padre del existencialismo, parte de un supuesto ateo y, en consecuencia, afirma que, si no Hay Dios, nadie nos ha creado y que, en ese caso, no tenemos una esencia concreta. Por tanto, el hombre sería existencia que se hace a sí misma sin nada que lo determine en ninguna dirección.

En filosofía la esencia es lo que define nuestra naturaleza, lo que somos, lo que se desarrollará y nos hará convertirnos en algo concreto. La esencia es lo que Dios, al crearnos, nos habría dado como naturaleza.

Habría que comenzar diciendo que, si nadie nos ha creado, somos eternos, lo cual necesitaría amplios volúmenes de explicación para terminar no explicando nada. Ya decían los presocráticos que, de la nada nada sale. Ha de existir, por tanto, un principio eterno anterior a todo -llámese como se quiera llamarle-, de donde ha salido todo lo demás que vemos que no tiene existencia eterna sino que nace, crece y luego termina o muere.

Evidentemente, por otra parte, tenemos esencia y naturaleza, lo que ocurre es que en el caso del ser humano es algo flexible ya que tenemos un periodo de crecimiento y maduración muy amplio, no como los animales, y una inteligencia para adaptarnos a la supervivencia que nos hace ser diferentes unos de otros: Un gato hace casi calcado lo que hace otro, por ejemplo. Una planta será lo que viene definido en su semilla, etc.

El hombre -aunque su inteligencia está en germen y poco desarrollado su cuerpo mental-, tiene margen para crear cultura y ser un animal burdo o educado, trabajador o vago, virtuoso o vicioso, culto o inculto, etc. Pero es una inteligencia biológica y al servicio de su biología, la cual es una biología, como todas, de supervivencia como tal hombre limitado y con un poco de lo que se quiere llamar espiritual que no es más que un débil resplandor de lo que debería ser el hombre Total.

Por otra parte, toda filosofía académica está dentro del cultivo de ese yo intelectual. Te puede llevar, en el mejor de los casos, a dar vueltas en el límite de un saber sobre lo que es el hombre imperfecto, ahora, después de milenios de falsa cultura y falso espíritu en general.

No nos damos cuenta que, con la cultura, con la ciencia, con el academicismo, con el intelectualismo que da vueltas sobre si mismo, podemos fortalecer enormemente el yo; seguir siendo el mismo que éramos: un yo sin liberar que a las primeras frustraciones de la vida se revuelve rabioso o se hunde en la depresión. La auténtica sabiduría es un saber sobre la liberación: Qué es el hombre, de dónde venimos y hacia dónde vamos y, además, no es conocerlo sólo, sino que es un proceso de realización y unificación de todo el ser tripartito (espíritu, alma y cuerpo). No vale estar sólo filosofando.

El buscador y el Camino

El que busca de verdad termina encontrando el camino: Buscad y encontraréis, pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, dicen los evangelios. El buscador auténtico está en aprendizaje y desarrollo interno continuo. No puede evitarlo porque el núcleo divino que posee, aunque esté bastante ahogado por el egocentrismo, no para de inquietarle.

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La realización de la felicidad.

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La felicidad es sin duda la realidad más difícil de conseguir. Evidentemente no me refiero a ciertas «felicidades» bastante accesibles que nos rodean.

La verdadera felicidad es la consecución más esquiva y la que perseguimos en el fondo de cada actividad o proyecto. Es lo que perseguimos siempre de alguna manera. Pero… ¿qué es?

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Verdaderos y falsos sistemas de liberación

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El auténtico problema o piedra de toque de toda espiritualidad se encuentra expresada en los dichos evangélicos: «la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los Cielos» o bien «Si la semilla no cae en tierra y muere no da fruto» o bien «Somos sembrados en corrupción; resucitamos en incorruptibilidad». Todas ellas se refieren a la distinción entre personalidad, yo, o ego corriente y alma-espíritu divina que ha de nacer en el hombre.

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El desarrollo de la luz del Alma

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La luz penetra en el alma sólo cuando el yo biológico, la personalidad dialéctica corriente, se neutraliza. Y ésto no se puede conseguir por ningún procedimiento, método o técnica de meditación, sino cuando se practica la no-acción preconizada en Tao, cuando el yo biológico o personalidad corriente se rinde en aras del Cristo interior: «El Reino de Dios dentro de vosotros está»; «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto».

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El buscador

El buscador

 

No podemos acercarnos a la Sabiduría viviente y vibrante si antes no hemos sido preparados por la vida mediante desengaños, sufrimientos. Esta preparación no es más que la profunda comprensión y constatación de que, en sí misma, la vida, el mundo, no tiene sentido por sí mismo. Por tanto, el siguiente paso es intentar descubrir dónde reside su sentido.

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Lao Tse. Tao The King. Capítulo XIV

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¡No acierta plenamente quien por insuficiente desarrollo del conjunto de su ser -órgano mental, emocional y corpóreo-, practica una religión o un esoterismo de imágenes, beneficios corporales o materiales o poderes que les den algún provecho en esta vida!

¡No acierta plenamente quien pretende la salvación en un más allá por su entrada en paraísos compuestos de imágenes o sensaciones como los que aquí percibimos por los sentidos corporales; paraísos que no pueden ser sino tremendamente relativos y temporalmente limitados!

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Luz en el sendero (cuatro primeras reglas)

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Pertenecemos a una naturaleza caída. En las manifestaciones de la Enseñanza Universal de las grandes religiones, puras en su origen, se alude a esta caída desde el Reino Original al que pertenecíamos.

En este campo de manifestación de la naturaleza caída o manifestación dialéctica, ilusoria, dualista, llamada Maya, se van acumulando aún más polución o alejamiento del Reino Original.

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Cuando el yo tergiversa las creencias

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Tanto los partidarios del ateísmo cientificista así como de las religiones vividas de modo tergiversado y materializado por la mente sensual, profesan la mera y burda ignorancia que confunde todo y no da con la «tecla» de la auténtica religión.

En su origen, como religiones originales que fueron dadas a la humanidad, eran perfectamente válidas para llevarnos al Reino Original de Luz o Reino de los Cielos. Por desgracia, ahora, en estas versiones degeneradas en gran parte, operan con radiaciones materiales y sentimientos más o menos refinados que no salen de lo propiamente humano sin conseguir liberarnos verdaderamente.

Las religiones que no superan las aspiraciones de un yo-personalidad egocéntrico que es lo que poseemos hasta que no conseguimos el cuerpo de luz o vestido de las bodas que menciona Jesús en los evangelios: » Entrando el rey para ver a los invitados, vio a un hombre que no tenía traje de boda; y le dijo: “Amigo,  ¿cómo has entrado aquí sin tener un traje de boda?”  Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo a las tinieblas exteriores; allí  habrá llanto y crujir de dientes”. Porque muchos son los llamados, pero poco los elegidos» (Parábola de las Bodas Reales. Evangelio Según San  Mateo,  XXII 1-14)

Este vestido de bodas, como se ve, es necesario para entrar en los Cielos, que no se corresponden con las regiones astrales superiores llenas de maestros, imágenes de santos de las diversas religiones, catedrales de luz, etc. de cada religión.

Estas zonas astrales  son sólo las regiones de falsos cielos creadas a lo largo de eones por la propia humanidad ya que todo lo que imaginamos y pensamos en la existencia terrestre se refleja y crea en las zonas astrales, que por eso se le llama Esfera reflectora.

El auténtico Reino de la Vida Original está más allá y es desde donde todas las religiones relatan míticamente se produjo nuestra «caída» o «pecado original«.

En resumen, este nuestro, es un mundo o régimen de emergencia para lograr que las chispas divinas caídas -que somos nosotros- despierten y logren de nuevo la liberación de toda materia y entren así por la muerte del yo -y la creación del vestido de luz o Alma Espíritu- en el auténtico Reino Original Crístico de Luz de donde caímos.

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