La palabra «culpa» forma parte de nuestra cultura y arrastra una fuerte carga emocional y semántica que la hace de difícil análisis. Sin embargo la reflexión sobre ella nos puede llevar a clarificar lo que encierra y cómo puede esclavizarnos en cuanto nos identificamos vitalmente con su significado.
Desde los entornos de la teología o de la religión vivida; desde los aledaños de la moral o de la ética, desde el mundo del derecho e, incluso, desde el ámbito metafórico y antropomórfico con que se emplea a veces para referirse a los fenómenos de la naturaleza cuando les echamos la culpa de tal o cual acontecimiento humano al mar, al viento o al terremoto, -como si estas fuerzas pensaran, fueran libres