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Biblia. Libro de la Sabiduria. Salomón.

11Amad la justicia, gobernantes de la tierra, | pensad correctamente del Señor | y buscadlo con sencillez de corazón. 

2Porque se manifiesta a los que no le exigen pruebas | y se revela a los que no desconfían de él. 

3Los pensamientos retorcidos alejan de Dios | y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios. 

4La sabiduría no entra en alma perversa, | ni habita en cuerpo sometido al pecado. 

5Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, | se aleja de los pensamientos necios | y es ahuyentado cuando llega la injusticia. 

6La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres | que no deja impune al blasfemo: | inspecciona las entrañas, | vigila atentamente el corazón | y cuanto dice la lengua. 

7Pues el espíritu del Señor llena la tierra, | todo lo abarca y conoce cada sonido. 

8Por eso quien habla inicuamente no tiene escapatoria, | ni pasará de largo junto a él la justicia acusadora. 

9Se examinarán los planes del impío, | el rumor de sus palabras llegará hasta el Señor | y quedarán probados sus delitos. 

10Porque un oído celoso lo escucha todo | y no se le escapa ni el más leve murmullo. 

11Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles | y absteneos de la maledicencia, | porque ni la frase más solapada cae en el vacío | y la boca calumniadora da muerte al alma. 

12No os procuréis la muerte con vuestra vida extraviada, | ni os acarreéis la perdición con las obras de vuestras manos. 

13Porque Dios no ha hecho la muerte, | ni se complace destruyendo a los vivos. 

14Él todo lo creó para que subsistiera | y las criaturas del mundo son saludables: | no hay en ellas veneno de muerte, | ni el abismo reina en la tierra. 

15Porque la justicia es inmortal. 

16Los impíos, sin embargo, llaman a la muerte con gestos y palabras; | se desviven por ella, creyéndola su amiga: | han hecho un pacto con ella, | pues merecen compartir su suerte.

La fuente inagotable interna

el camino

Toda la meditación pasó como si no hubiera contado el tiempo…˜ Totalmente ensimismado en la sensación de este vino…˜ más dulce que miel dulce…˜ más embriagador que alcohol puro…˜ y a la vez más sobrio que un amanecer después de bien dormido…˜ Yo me decía a mí mismo…˜ «¿no era yo un necio redomado?…˜ Yo buscaba la bodega…˜ y la bodega estaba aquí…˜ totalmente a disposición siempre…˜ Y no sólo la bodega…˜ sino también la uva…˜ el mosto…˜ y el vino cumplido…˜ Si esta saboreación aumenta de intensidad…˜ esto se pondrá a hablar»…˜ Entonces recordé las palabras del Sabio…˜ «No consienta en malabarismos intelectuales»…˜ La verdadera sabiduría brota de la saboreación del néctar de los pies del Señor en la taberna del corazón…˜ La verdadera sabiduría no es una argumentación…˜ la verdadera sabiduría es la saboreación del néctar mismo…˜ cuando debido a su intensidad…˜ sube…˜ y llena…˜ y rebosa…˜ y desborda…˜ y derrama…˜ poniendo en palabras lo que no es palabras…˜ lo mismo que cuando uno exclama «amor mío» debido a la intensidad misma de gozo de la unión amorosa…˜ La verdadera sabiduría…˜ ella tiene que expresarse a sí misma desde el foco extático de la saboreación de ese néctar en el vaso del corazón…˜ Toda argumentación es estéril…˜ Ella es un trabajo enorme…˜ El pobre buscador trata de exprimir una uva seca…˜ El ha escuchado las palabras del Sabio…˜ Mientras esas palabras eran escuchadas…˜ como un cable de la luz…˜ esas palabras transmitían algo de la suspiración íntima que ltas estaba pronunciando…˜ Pero una vez libradas a sí mismas y convertidas en un objeto mental en la mente del buscador…˜ eso para lo cual ellas estaban sirviendo de puente…˜ esa suspiración de la cual ellas provenían y de la cual ellas eran expresión…˜ eso se ha quedado en el Sabio…˜ Nadie…˜ absolutamente nadie…˜ puede dar nunca una muestra de eso…˜ Nadie…˜ absolutamente nadie…˜ puede dar a beber una sola gota de eso…˜ Si eso es bebido…˜ si eso es palpablemente sentido…˜ ello está brotando de la propia cosecha de uno…˜ Es responsabilidad total de uno saberlo descubrir…˜ El pobre buscador penará enormemente hasta que su voluntad de meditar…˜ de sacar algo de su trabajo de meditación…˜ sea cambiada en inclinación irresistible a entrar a saco en su propia taberna…˜ a anegarse y desaparecer completamente en el lagar insospechado que le aguarda dentro de sí mismo…˜ Yo conozco bien este trabajo…˜ Y el Sabio lo conoce también…˜ Por ello él dice esas palabras…˜ «Si usted se siente tentado a usar mis palabras…˜ realice primero eso de donde ellas están brotando…˜ Si ello no es así…˜ ellas le harán más mal que bien»…˜
Es un alivio enorme sentir palpablemente que la totalidad de cuanto necesito está siempre a mi disposición…˜ Toda búsqueda ha cesado…˜ De cuatro patas en el manantial mismo…˜ yo ya no temo la sequía…˜ Es asombroso cómo ha podido cesar todo sufrimiento…˜ toda avidez…˜ toda sed…˜ Es pasmoso cómo todo ello ha desaparecido sin dejar el menor rastro…˜ La forma individual misma que sufría…˜ que sentía la avidez…˜ que padecía la sed…˜ esa forma individual misma se ha esfumado…˜ Ya no hay búsqueda de alivio…˜ el alivio mismo es mi naturaleza constante…˜
¿Cómo ha podido ocurrir esto?…˜ Ha habido muchas horas de convicción firme fijas en el foco del misterio…˜ sujetas a la fascinación irresistible del enigma…˜ Primero por inclinación…˜ después por inclinación…˜ y por último por inclinación…˜ De no haber habido inclinación…˜ el enigma no habría sido resuelto nunca…˜ y yo hubiera seguido viviendo como un pobre hombre amargado…˜ para morir finalmente como un pobre ser aterrorizado…˜

(Pedro Rodea; Ha Sido Escuchado I. 19)

¿Cree en Dios Krishnamurti?

Cuando se lee por primera vez a Krishnamurti, nos quedamos algo confusos respecto a la cuestión de si el autor cree o no en Dios. Para intentar aclarar esto un poco diremos primeramente que lo que aparece a la mente cuando en ella se representa el significado de una palabra es un sonido, una imagen asociada en la memoria a algún tipo de información. No aparece el ser la cosa a que se refiere esa palabra. La mente capta ese significado el cual está ligado o condicionado por todo aquello que a lo largo del tiempo hemos experimentado y unido a esa palabra. Pero la mente permanece ajena al ser a que se refiere la palabra. El ser no está ahí. En la cabeza sólo hay un sonido y una imagen a lo sumo.

Dice Krishnamurti: «¿qué es la realidad, qué es Dios? Dios no es la palabra, la palabra no es la cosa. Para conocer aquello que es inconmensurable, que no pertenece al tiempo, la mente debe estar libre del tiempo, lo cual significa que la mente debe estar libre de todo pensamiento, de todas las ideas acerca de Dios. ¿Qué sabéis acerca de Dios o de la verdad? Vosotros, de hecho, nada sabéis acerca de esa realidad. Todo lo que conocéis son palabras, las experiencias de otros o algunos momentos de experiencias propias más bien vagas. Eso, por cierto, no es Dios, no es la realidad; «

Es decir, la palabra «Dios» no es Dios, al igual que la palabra «casa» no es la casa. Tampoco la idea de dios es Dios, como la idea de «casa» no es la casa. La idea de Dios es sólo una forma mental, nunca la realidad Infinita, el Ser originario de todas las cosas, el Ser omnipresente, omniabarcante.

«Para conocer aquello que está más allá del tiempo, – sigue diciendo Krishnamurti- el proceso del tiempo debe ser comprendido; y el tiempo es pensamiento, el proceso de llegar a ser algo, la acumulación de conocimientos. Eso es todo el trasfondo de la mente; la mente misma es el trasfondo, tanto la consciente como la inconsciente, la colectiva y la individual. La mente, pues, debe estar libre de lo conocido, lo cual significa que la mente debe estar en completo silencio, no forzada al silencio. La mente que logra el silencio como un resultado, como consecuencia de una acción determinada, de la práctica, de la disciplina, no es una mente silenciosa.”

Esto supone que sin pensamiento, sin memoria, no puede haber un antes ni un después. Sencillamente porque no podemos reconocer aquello que llega a los sentidos, no podemos compararlo con algo experimentado antes. Por tanto no hay antes ni después, ni siquiera hay reconocimiento: Veo, pero sin memoria no sé lo que veo. El tiempo es enmarcar en algo anterior, ya conocido, comparar con otras cosas que recuerdo haber visto antes.

Sigue diciéndonos Krishnamurti: “Puede que durante un lapso consigáis forzar la mente a estar superficialmente en silencio, pero una mente así no es una mente serena. La serenidad sólo ocurre cuando comprendéis el proceso del pensamiento en su totalidad, porque comprender el proceso es darle fin, y al cesar el proceso del pensamiento empieza el silencio. Sólo cuando la mente está en completo silencio, no únicamente en el nivel superior sino fundamentalmente, en su totalidad, tanto en el nivel superficial como en los más profundos de la conciencia, tan sólo entonces puede advenir lo desconocido. Lo desconocido no es algo que la mente haya de experimentar; el silencio solamente puede ser experimentado, nada más que el silencio. Si la mente experimenta algo que no sea el silencio, no hace más que proyectar sus propios deseos; y una mente así no está en silencio. Por lo tanto Dios, o la verdad, o lo que os plazca, es algo que adviene de instante en instante; y ello ocurre únicamente en un estado de libertad y espontaneidad, no cuando la mente está disciplinada de acuerdo con una norma. Dios no es cosa de la mente, no surge mediante la proyección de uno mismo; sólo adviene cuando hay virtud, es decir, libertad. La virtud es enfrentarse con el hecho de lo que es, y el enfrentarse con el hecho es un estado de bienaventuranza. Sólo cuando la mente está dichosa, serena, sin ningún movimiento de ella misma, sin la proyección del pensamiento, consciente o inconsciente, sólo entonces adviene lo eterno.»


Krishnamurti; La Libertad Primera y Última, Preguntas y Respuestas, 16, La Creencia en Dios.

Evolución biológica o evolución consciente

consciencia cosmica

A raiz de la siguiente noticia,

http://m.eldiario.es/theguardian/ministro-educacion-india-teoria-evolucion_0_732477071.html#click=https://t.co/s6pGNEQFpz

quisiera compartir con vosotros algunas reflexiones:

Con base en la Sabiduría Universal, confrontando Escuelas como el Cuarto Camino de Gurdjief y Ouspensky, la Teosofia de Blavatsky o el conocimiento hermético, el sufismo, el zen, el taoismo, etc. debemos fijar nuestra atención  en esta frase del artículo:

«Hay pruebas abundantes e innegables del hecho de que los humanos y otros grandes simios y monos tuvieron un ancestro común».

Es decir, de un troco común, un primate evolucionado, surgieron dos ramas, una que fracasó y dio origen a los monos o primates, rama que degeneró y permanece tal y como la podemos observar hoy día.

Otra rama, la de las diversas razas humanas de la actualidad, tuvo éxito y  no paró de desarrollar una conciencia de su entorno y se sí misma, una conciencia muy limitada; no hablamos de la auto-consciencia o consciencia cósmica total.  Esta es la consciencia, desde el punto de vista de la Liberación, iluminación, Nirvana, etc. La Consciencia Objetiva (consciencia cósmica de sí mismos y del Universo) que es la que debemos cultivar con esfuerzo.

De esta manera concluimos que,  de todos modos, habría que esperar cientos de miles de años quizás si queremos alcanzar mediante la evolución biologico-social la autoconciencia total o liberación consciente.

Por tanto, la iluminación o felicidad consciente última y el no tener que reencarnar más para adquirir experiencias – consciencia, hay que lograrla mediante un conocimiento dado en una Escuela proveniente de seres conscientes y, al practicar ese conocimiento mediante esfuerzo consciente en la vida, llegar a la iluminación o sabiduria-amor conciente y consciente.

 

 

Existencialismo y Sabiduría.

Sartre, el padre del existencialismo, parte de un supuesto ateo y, en consecuencia, afirma que, si no Hay Dios, nadie nos ha creado y que, en ese caso, no tenemos una esencia concreta. Por tanto, el hombre sería existencia que se hace a sí misma sin nada que lo determine en ninguna dirección.

En filosofía la esencia es lo que define nuestra naturaleza, lo que somos, lo que se desarrollará y nos hará convertirnos en algo concreto. La esencia es lo que Dios, al crearnos, nos habría dado como naturaleza.

Habría que comenzar diciendo que, si nadie nos ha creado, somos eternos, lo cual necesitaría amplios volúmenes de explicación para terminar no explicando nada. Ya decían los presocráticos que, de la nada nada sale. Ha de existir, por tanto, un principio eterno anterior a todo -llámese como se quiera llamarle-, de donde ha salido todo lo demás que vemos que no tiene existencia eterna sino que nace, crece y luego termina o muere.

Evidentemente, por otra parte, tenemos esencia y naturaleza, lo que ocurre es que en el caso del ser humano es algo flexible ya que tenemos un periodo de crecimiento y maduración muy amplio, no como los animales, y una inteligencia para adaptarnos a la supervivencia que nos hace ser diferentes unos de otros: Un gato hace casi calcado lo que hace otro, por ejemplo. Una planta será lo que viene definido en su semilla, etc.

El hombre -aunque su inteligencia está en germen y poco desarrollado su cuerpo mental-, tiene margen para crear cultura y ser un animal burdo o educado, trabajador o vago, virtuoso o vicioso, culto o inculto, etc. Pero es una inteligencia biológica y al servicio de su biología, la cual es una biología, como todas, de supervivencia como tal hombre limitado y con un poco de lo que se quiere llamar espiritual que no es más que un débil resplandor de lo que debería ser el hombre Total.

Por otra parte, toda filosofía académica está dentro del cultivo de ese yo intelectual. Te puede llevar, en el mejor de los casos, a dar vueltas en el límite de un saber sobre lo que es el hombre imperfecto, ahora, después de milenios de falsa cultura y falso espíritu en general.

No nos damos cuenta que, con la cultura, con la ciencia, con el academicismo, con el intelectualismo que da vueltas sobre si mismo, podemos fortalecer enormemente el yo; seguir siendo el mismo que éramos: un yo sin liberar que a las primeras frustraciones de la vida se revuelve rabioso o se hunde en la depresión. La auténtica sabiduría es un saber sobre la liberación: Qué es el hombre, de dónde venimos y hacia dónde vamos y, además, no es conocerlo sólo, sino que es un proceso de realización y unificación de todo el ser tripartito (espíritu, alma y cuerpo). No vale estar sólo filosofando.

co-movimiento y contra-movimiento

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«Siete rayos, provenientes del Reino Inmutable, actúan sobre la naturaleza original, siete fuerzas que emanan del campo del espíritu universal, que a su vez emana de Dios. Todas ellas son de naturaleza séptuple. Estos siete veces siete rayos se determinan unos a otros, representan la vida absoluta, el amor absoluto, la inteligencia absoluta, la armonía absoluta, la sabiduría absoluta, la devoción absoluta y el acto liberador absoluto. Es fácil sacar la conclusión de que los siete rayos se determinan unos a otros y que cada uno contiene los otros seis, si se comprende que un acto verdaderamente liberador debe contener la vida, el amor, la inteligencia, la armonía, la sabiduría y la devoción.

Cuando estos siete rayos, que emanan de lo inmutable, de lo inalterable, de lo inviolable, penetran en la naturaleza original, la Madre universal, Isis, engendran un movimiento, una actividad. Siempre se trata del mismo movimiento; la naturaleza original da testimonio por sus obras de lo que está contenido en la divinidad. Emanando de lo incognoscible, los siete rayos, por su actividad y por lo que la naturaleza original manifiesta, muestran la intención divina en la naturaleza original. Lo divino es pues transmitido y manifestado en el espacio de la naturaleza por este único movimiento, el co-movimiento.

Y si pensamos que todo lo que se manifiesta emana de los siete rayos divinos que se determinan unos a otros, sabremos por deducción lógica que todo lo creado debe llevar la imagen, la esencia, el núcleo de lo divino, que todo lo que es creado encierra una intención divina, pero esta intención divina sólo es realizable por el co-movimiento.»

(La gnosis egipcia original, tomo II, páginas 125-126).

Cuando seguimos la luz y energía de estos rayos divinos presentes en nuestro corazón y cabeza y estos dos centros se unen desde la humildad y el amor a la liberación fundamental de la humanidad, estamos en el co-movimiento.

Cuando nos empeñamos en el egoísmo, en una vida contra este movimiento divino del cosmos, estamos en el contra-movimiento.

Esto inicia la resistencia de las fuerzas divinas de la naturaleza  original que terminan destruyendo, quemando nuestras fuerzas esenciales de comprensión y amor. Terminan arruinando nuestra obra y a nosotros mismos si nos empecinamos en este contra-movimiento contra la naturaleza original.

¿Qué significa el Mito de la Caverna?

caverna

¿De qué trata en realidad el Mito de la Caverna? ¿Qué pretendía decir Platón en el Libro VII de su obra República?

El mito de la caverna (República, VII)

“I – Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.

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El buscador y el Camino

El que busca de verdad termina encontrando el camino: Buscad y encontraréis, pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, dicen los evangelios. El buscador auténtico está en aprendizaje y desarrollo interno continuo. No puede evitarlo porque el núcleo divino que posee, aunque esté bastante ahogado por el egocentrismo, no para de inquietarle.

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La realización de la felicidad.

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La felicidad es sin duda la realidad más difícil de conseguir. Evidentemente no me refiero a ciertas «felicidades» bastante accesibles que nos rodean.

La verdadera felicidad es la consecución más esquiva y la que perseguimos en el fondo de cada actividad o proyecto. Es lo que perseguimos siempre de alguna manera. Pero… ¿qué es?

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Verdaderos y falsos sistemas de liberación

sistemas de liberación

El auténtico problema o piedra de toque de toda espiritualidad se encuentra expresada en los dichos evangélicos: «la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los Cielos» o bien «Si la semilla no cae en tierra y muere no da fruto» o bien «Somos sembrados en corrupción; resucitamos en incorruptibilidad». Todas ellas se refieren a la distinción entre personalidad, yo, o ego corriente y alma-espíritu divina que ha de nacer en el hombre.

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