La liberación, el acceso a la transfiguración del cuerpo de luz y la salida del laberinto sólo puede estar en la entrada en una naturaleza que no es de este mundo y que, sin embargo, empieza aquí mediante la aspiración al cambio fundamental.
Este cambio no se basa en ninguna técnica, en ningún método, en ningún engrandecimiento del yo, ni siquiera del llamado Yo superior, sino que es una actuación del corazón, la cabeza y las manos según una sabiduría concreta o gnosis.