«Por consiguiente, nuestros pensamientos son muchísimo más importantes que nuestros actos, puesto que si siempre pensamos bien siempre obraremos bien. Nadie puede pensar en amar a sus semejantes, en ayudarlos y auxiliarlos espiritual, mental o físicamente sin poner en práctica esos pensamientos alguna vez en su vida, y si nosotros cultivamos solamente esos pensamientos, pronto veremos que la luz del Sol brilla en torno nuestro; veremos que la gente nos recibe en la misma forma en que nosotros irradiamos, y si pudiéramos
comprender que el cuerpo de deseos (que rodea a cada uno de nosotros extendiéndose unas dieciséis pulgadas en torno de la periferia del cuerpo) contiene todos esos sentimientos y emociones, entonces veríamos a los demás diferentemente, pues entonces entenderíamos también que todo lo que vemos lo vemos a través de la atmósfera que nos hemos creado en torno nuestro, cuyos colores todos los vemos en los demás. Si, entonces, vemos insignificancia y pequeñez en los demás, sería conveniente que nos miráramos a nosotros mismos para comprobar si no es la atmósfera que nos rodea la que da esa coloración. Veamos si no tenemos dentro de nosotros mismos esas cualidades no deseables, y entonces comencemos por quitarnos esos defectos. El hombre que es insignificante y pequeño irradia de sí mismo esas cualidades, y cualquiera con quien él se encuentre le parecerá insignificante porque el evocará esas cualidades en los demás, según el mismo principio de que la vibración de un diapasón de cierto temple hará vibrar por simpatía a otro diapasón del mismo temple que se le ponga cerca. Por otra parte, si cultivamos una actitud de serenidad, una actitud libre de egoísmo y francamente honesta y deseosa de ayudar, evocaremos lo mejor en las demás personas. Por consiguiente, es necesario que comprendamos que hasta que no hayamos cultivado las mejores cualidades en nosotros mismos no podemos esperar encontrarlas en los demás. Somos, pues, en verdad responsables de nuestros pensamientos, somos ciertamente los custodios de nuestros hermanos, porque así como pensemos los encontraremos y se nos aparecerán así reflejando nuestra propia actitud.»
«El agrado y el desagrado tienen la tendencia de atraer hacia nosotros un pensamiento o idea, y cuanta más fuerza mental irradiemos para luchar contra los malos pensamientos, tanto más vivos se mantendrán éstos y tanto más a menudo nos asediarán, de la misma manera que el reprender a la citada persona hará que ésta enojada se ponga siempre en nuestro camino. En vez de luchar con el, debemos adoptar la táctica de la indiferencia. Si miramos para otro lado cuando la encontramos en la calle, muy pronto se cansará de seguirnos, y lo mismo debemos hacer cuando esos malos pensamientos vienen a nosotros. Si nos volvemos con indiferencia y dirigimos nuestra mente hacia algo bueno o ideal, encontraremos que al cabo de poco tiempo nos habremos librado de su compañía y sólo tendremos, los buenos pensamientos y deseos que deseamos.»
¡potenciar lo positivo e ignorar lo negativo! la única solución. Hay que comprenderlo incluso en estos tiempos de desasosiego, que tiene un gran componente de gran crisis psicológica mundial. ¡Arriba!
Gran razón llevas, Daniel. Gracias por el comentario.
Cuando hay buenos pensamientos, hay buenos sentimientos.
Cuando hay buenos sentimientos hay buen entendimiento.
Cuando hay buen entendimiento hay buenas acciones.
Gracias.
Gracias a tí, Olga.
Sí, esa relación desde el bien pensar a los sentimientos y desde el corazón puro al buen entendimiento y, al final, a las acciones buenas, creo que reflejan de maravilla este post.
Un abrazo.
Una gran sabiduría, la que compartes en tu entrada, amigo Juan, así es, son nuestros pensamientos los que nos ayudan a crecer, a hacer el bien, o el mal, por es es tan importante pensar en positivo… cuando hacemos lo contrario, actuamos en nuestra contra, pero cuando nuestros pensamientos son optimistas, pensamientos positivos, todo está a nuestro favor, ellos nos ayudan a caminar desde el lado de la luz y claridad.
Gracias, Juan, por esta entrada.
Un beso.
Me quedo con la gran claridad de tu afirmación: «cuando nuestros pensamientos son optimistas, pensamientos positivos, todo está a nuestro favor, ellos nos ayudan a caminar desde el lado de la luz y claridad.»
Gracias, María, por tu comentario.
Un abrazo.