Tao The King, Lao Tse: Capítulo VI
El espíritu del valle no muere.
Es la hembra misteriosa.
La puerta de lo misterioso femenino es la raíz del universo.
Ininterrumpidamente, prosigue
su obra sin fatiga.
COMENTARIO
El espíritu de acogida, de comprensión, de amor; el espíritu que es capaz de abarcar los extremos en aparente contradicción: alto y bajo, riqueza y pobreza, calor y frío, húmedo y caliente, cercano y lejano, tal como ya enunció el gran Heráclito, es decir, “El espíritu del valle” ni muere ni puede morir porque en su esencia es amor y el amor es inmortal.
Tradicionalmente se ha comparado o identificado con “la hembra misteriosa” con el espíritu femenino. Debe ser un honor para la mujer poseer esta cualidad sin dejar de poseer todas las demás cualidades dignas de todo ser humano.
Puesto en clave cósmica, Lao Tse eleva este honor hasta hacerlo “la raíz del universo”. ¡Qué distinto de aquellos que, sin sabiduría, quieren hacer de lo fuerte, lo masculino mal entendido, lo violento, lo que predomina en lo social, en lo político, en lo económico, en lo militar y en lo religioso, la clave de todo; simplemente porque un poder ejercido y mantenido por el miedo, el dinero o la fuerza se lo ha concedido durante siglos! Esto es la inercia en la muerte y el odio.
“La puerta de lo misterioso femenino”, que también puede ser patrimonio del hombre en su espíritu como comprensión, acogida y amor, “prosigue su obra sin fatiga”, “Ininterrumpidamente”, dice Lao Tse. ¡Qué lección de perseverancia en la no violencia, en lo suave, en el hacer sin ruido y constante que construye las grandes obras.
Aprendamos de este gran sabio. Aprendamos de Lao Tse a apreciar “lo misterioso femenino”, a no despreciar lo, aparentemente, sin fuerza ya que “es la raíz del universo”.