Tao es una nave sin fondo;
Usado por sí mismo, no se llena con el Mundo;
No puede ser cortado, limitado, ocultado o inmovilizado;
Sus profundidades están escondidas, ubicuo y eterno;
Desconozco de donde proviene;
Llegó antes que la Naturaleza.
Tao es una nave sin fondo;
Usado por sí mismo, no se llena con el Mundo;
No puede ser cortado, limitado, ocultado o inmovilizado;
Sus profundidades están escondidas, ubicuo y eterno;
Desconozco de donde proviene;
Llegó antes que la Naturaleza.
El ser humano es esencialmente relación. Nadie nace solo, nadie vive solo, nadie se desarrolla en sus potencialidades humanas viviendo en soledad. Ya decía Aristóteles que el hombre que vive solo es o una bestia salvaje o un dios.
Estando nuestra vida constituida inevitablemente en relación con los demás, nadie existe sin una génesis biológica (sus padres), sin una génesis social que le ha procurado el crecer y madurar y sin una génesis cultural que le conforma según la sociedad de su época y le da el marco para su existencia personal. Somos el otro, el semejante, el cual nos constituye por dentro y por fuera.
CATECISMO DE LA QUÍMICA SUPERIOR
CAPÍTULO III
DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LUZ
PREGUNTA: ¿Cuál es el capítulo tercero de la Comunidad de la Luz?
RESPUESTA: Los diez mandamientos de la Luz, a propósito de los que está escrito “si quieres realizar algo, realízalo por la ejecución de los mandamientos o de la ley”.
Todo esfuerzo de la mente inferior o mente concreta, esa mente que se desenvuelve por los razonamientos que realiza mediante los conceptos, la descripción de las propiedades de las cosas concebidas, mediante la comparación, la argumentación, etc. es un esfuerzo que está determinado por el pasado y dirigido por el deseo de un objetivo. Es un pensamiento limitado, preso de lo determinado, un pensamiento para lo útil y lo técnico en todo caso, no un pensamiento de la liberación, de la iluminación, de una felicidad distinta de los goces y sufrimientos de este mundo que nos causan congoja, depresión, miedos y demás emociones, bien por causa del mal que esperamos o del bien que tememos perder.
Seguir leyendo El silencio mental: Cuando el observador no existe, aparece lo Otro
Cuando nuestra mente percibe el estado de lo que hay en nosotros sin rechazarlo y sin identificarse ciegamente con ello sino que simplemente percibe lo que es, lo que hay en nosotros, lo que somos en ese momento, este acto de percepción no deja huellas en la memoria. Este paso (acto de percepción) es el último paso. El tiempo no nos persigue desde el pasado para determinar el futuro. El tiempo cesa. En la percepción pura somos libres para vivir la siguiente percepción que será también -si la vivenciamos de esta manera- un último paso sin huella, sin traumas, sin tensiones; una percepción liberadora.
Seguir leyendo Krishnamurti: El primer paso es el último paso…
Juzgue cada cual y abra su mente porque lo que conocemos no es absolutamente nada comparado con los conocimientos que la humanidad puede ser capaz de poseer ni con la felicidad, sabiduría y poder que podría ejercer en un futuro no demasiado lejano.
Quien tenga paciencia lea hasta el final y piense en los hechos científicos que expone este artículo. Compárelo todo, luego, con los conocimientos filosóficos y de todo tipo que posea y vea la posibilidad de lo que aquí se plantea.
Seguir leyendo Ciencia y Sabiduría Arcana: La Física Hiperdimensional
Exposición de algunos fragmentos de la obra de Krishnamurti La Libertad primera y última. Capítulo IV, El Conocimiento de uno mismo.
La verdadera labor de conocimiento de sí mismo sólo puede hacerse mediante la meditación en uno mismo, de modo alerta y constante. Krishnamurti o cualquier otro maestro sólo «señalan» con el dedo. Somos nosotros los que debemos «mirar».
Como ejemplo de la esencial coincidencia profunda de las enseñanzas que la humanidad posee en su haber, voy a exponer tres textos que tratan un mismo tema: Sólo cuando vamos más allá del pensamiento discursivo o del intelecto que tanto apreciamos, puede percibirse una sabiduría sin palabras que nos revela todo y nos proporciona una felicidad sin nombre y sin descripción posible.
Es algo muy común en Occidente pensar que para lograr la sabiduría, iluminación o salvación es necesario realizar un gran esfuerzo en acumular gran cantidad de conocimientos (aunque estos conocimientos se llamen especiales tales como los religiosos o esotéricos). También el aspecto del esfuerzo para lograr esos conocimientos suele ser mal entendido. Si se trata de un empeño del yo movido por el deseo, por la ambición de salvación, por la voluntad condicionada por experiencias y creencias anteriores y por los deseos egoístas