Todo esfuerzo de la mente inferior o mente concreta, esa mente que se desenvuelve por los razonamientos que realiza mediante los conceptos, la descripción de las propiedades de las cosas concebidas, mediante la comparación, la argumentación, etc. es un esfuerzo que está determinado por el pasado y dirigido por el deseo de un objetivo. Es un pensamiento limitado, preso de lo determinado, un pensamiento para lo útil y lo técnico en todo caso, no un pensamiento de la liberación, de la iluminación, de una felicidad distinta de los goces y sufrimientos de este mundo que nos causan congoja, depresión, miedos y demás emociones, bien por causa del mal que esperamos o del bien que tememos perder.
Sólo cuando la mente vive el instante, cuando no trata de oponerse a este parloteo incesante, puede surgir como el sol lo indescriptible maravilloso, lo Otro. Cuando surge no podemos evitar su goce superior. Cuando no lo hace, dice Krishnamurti, sólo podemos dejar discurrir la charla interior sin oponernos a ella pero tampoco observarla ni seguirla, hasta que este parloteo desaparece . Meditar con atención estos fragmentos de Krishnamurti.
«Interlocutor P: Todos los maestros han hablado de poner fin al parloteo, a la influencia periférica.
KRISHNAMURTI: No se da cuenta de que, cuando no se le concede importancia, el parloteo termina? Es extraño el modo en que funciona. Pienso que este es el punto fundamental que han pasado por alto los profesionales. ¿Diría usted que el gurú se interesa únicamente en el cambio periférico?
P: No. A él le importa el cambio central; mientras que para usted no hay diferencia entre el centro y la periferia. Dentro de eso a lo que llamamos ‘el centro’, están el primer y último paso. Los gurús dirían: ‘Líbrese del parloteo periférico’.
KRISHNAMURTI: Cuando el sol brilla, no puede usted hacer nada al respecto; y cuando no está ahí, ¿qué podemos hacer? (Pausa) ¿Qué entiende uno cuando oye decir ‘déjela que parlotee’? El hecho es que en ello no hay dualidad y que, en todo momento, el observador es lo observado. El ruido de la periferia es el ruido del observador. Cuando el observador no existe, no exiete el ruido. El observador nace cuando se opone resistencia. ¿Puede uno percibir realmente que el que ve es el ver, y no aceptar esta afirmación como un axioma, como una interpretación? Es evidente, sin embargo, que los profesionales han hecho de ello un eslogan.
¿Existe la liberación para un hombre que consume drogas, o para el que se dedica durante años a inspirar y espirar? Eso puede conducir a una deformación de la mente. -Y el hombre que analiza y desea comprender… ¿piensa usted que encontrará la liberación? Pero si usted rechaza todo eso, lo otro está ahí en bandeja de plata. Se le ofrece. Eso trae consigo una soledad magnífica, que es pura, transparente como el cristal.»
Cuando la mente es capáz de observar y ver como un niño,
abierto a la sorpresa, sólo entonces puede ver lo indefinido dentro de lo definido
y lo definido dentro de lo indefinido
La mente abstracta y sútil da forma al escenario de las no formas. La soledad de cristal
es la pureza del Yo encarnado.
Gracias.
Un abrazo.
Gracias Olga. Maravilloso comentario como de costumbre.
Un abrazo.